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Joana Morgado, trabajadora transfronteriza en Fuentes de Oñoro. CASAMAR

Una zona de unión rota por el virus. Los testimonios de los oñorenses y los vecinos de Vilar Formoso

Los residente en ambos puntos de La Raya no comprenden la separación que sufren

Jueves, 11 de febrero 2021, 11:47

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Oñorenses y vecinos en Vilar Formoso aseguran no comprender la separación que sufren por culpa de unas normas “injustas” que están provocando la ruina de La Raya.

“Mi novio es español y no puede cruzar la frontera”

No comprendemos muy bien por qué viviendo como vivimos un pueblo del otro, ahora nos separan totalmente sin tener para nada en cuenta todas las relaciones familiares, laborales y comerciales que tenemos desde hace muchísimos años. Con esta decisión están haciendo mucho daño a esta zona”, aseguraba ayer en Fuentes de Oñoro la trabajadora portuguesa transfronteriza, Joana Morgado.

Cada mañana, sale de su casa en la localidad portuguesa de Vilar Formoso para incorporarse a su puesto de trabajo al otro lado de la frontera, en Fuentes de Oñoro. “Es un pequeño recorrido que con el cierre fronterizo se complica sobremanera porque todos los días nos tienen que fiscalizar en los controles, tanto al ir como al volver, y nos piden que presentemos los mismos documentos una y otra vez para acreditar nuestra condición de trabajadores transfronterizos”, cuenta.

Pero esto no es lo más grave de este cierre de la frontera, según cree Joana. “Si ya la situación económica está muy mal, el impedir que Fuentes de Oñoro y Vilar Formoso sigan con su vida normal, como siempre, está provocando grandes pérdidas a los negocios y a las empresas ante la imposibilidad de que lleguen los clientes, que además son cada vez menos porque al cierre se une el miedo a un posible contagio”, explica.

“Las autoridades no pueden tratar igual a dos pueblos como Fuentes de Oñoro y Vilar Formoso que a Madrid y Lisboa”

La bajada en el volumen de negocio de la zona transfronteriza, “que prácticamente está paralizada al no haber los habituales viajeros y ni tan siquiera dejar que los más próximos puedan pasar de un lado a otro”, como señala, “está provocando que haya más negocios cerrados, que más trabajadores estén en ERTE o directamente en el paro, y que al miedo al contagio se le una el miedo a perder el empleo”.

Para esta trabajadora transfronteriza, igual que para los cientos de empleados que hay en esta zona de La Raya salmantina que en situación normal pasarían cada día la frontera, junto a los que seguirían haciéndolo si no fuera porque muchos negocios no hubieran optado por cerrar hasta que la evolución de la pandemia vaya mejor, “la solución sería haber creado una zona de libre tránsito, pongamos que de 30 kilómetros a la redonda desde la frontera, que cogiera Ciudad Rodrigo y los pueblos de Almeida, y no tratarnos como si fuéramos Lisboa y Madrid”.

Mientras el cierre de la frontera hispano lusa permanezca activo, Joana Morgado seguirá viniendo a trabajar a Fuentes de Oñoro, “lo que al menos me da la posibilidad de ver un rato a mi novio, que es español y que no puede pasar a Vilar Formoso, al no tener una causa justificada”, lamenta.

“Por mucho que digan, la prórroga la veíamos venir”

Anunciaron que era para los primeros diez días de febrero, pero de sobra sabíamos todos lo que se nos venía encima, por mucho que digan, la prórroga es algo que veníamos venir y aquí está”, aseguraba ayer Javier Domínguez, hostelero oñorense.

A pesar del cierre de la frontera “y con todas las pérdidas que está suponiendo para el negocio, por tema de aforos y bajada sustancial de clientes, debo decir que soy un privilegiado”, tal y como reconoce, “porque a diferencia de otros negocios del sector que se han visto obligados a cerrar por las medidas restrictivas impuestas, yo puedo mantener abierto el mío aunque sea con un aforo reducido al estar en un área de servicio y ser considerado un negocio esencial”.

A pesar de mantener su negocio abierto, el hostelero fronterizo de Fuentes de Oñoro afirma que “la situación es muy mala, tanto que casi no merece la pena abrir cada día, porque los pocos ingresos que entran apenas llegan para cubrir los gastos fijos, pero también hay que tener en cuenta que damos un servicio a clientes habituales y a los, eso sí, pocos viajeros que todavía pasan por aquí en viaje de negocios... es algo que se lo debemos”.

Siempre al frente de su negocio, el hostelero que señala finalmente: “mientras la situación no cambie no nos queda otra que aguantar como podamos, cumplir a rajatabla las medidas sanitarias y dar las gracias a aquellas personas que siguen confiando en nosotros, no queda otra”.

“Con el cierre hemos perdido el 80% de la clientela y eso supone trabajadores en ERTE”

“El cierre de la frontera está suponiendo la ruina para mi negocio, para el pueblo y para la comarca”, asegura Almudena Martín, que afirma que “el hecho de que la gente de Vilar Formoso y los pueblos portugueses no puedan pasar la frontera supone perder cerca del 80 por ciento de la clientela”.

Al igual que otros muchos negocios de Fuentes de Oñoro, la peluquería de Almudena vive en gran parte del tránsito fronterizo diario ahora prohibido. “En el pueblo hay el negocio que hay, no hay más, y eso de momento nos ha llevado a poner a una chica en Erte y a reducir las horas de apertura”, señaló la empresaria oñorense.

Aunque Almudena Martín reconoce que “la situación en Vilar Formoso parece que está bastante peor que aquí, también se le suma el miedo al contagio que resta aún más clientes”.

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