El testimonio de los que cruzan la frontera de la Raya salmantina: “Te sientes un criminal”
Cambiar diariamente de país suscita objeciones incluso teniendo doble nacionalidad o justificación laboral
Jueves, 11 de febrero 2021, 09:16
Cruzar la frontera de La Raya salmantina para los trabajadores que lo requieren, aunque factible, resulta molesto en muchas ocasiones. Es el caso de Leticia Cunha, una joven portuguesa que vive en Vilar Formoso y trabaja en Fuentes de Oñoro.
“Es un poco complicado, porque todos los días tienes que estar enseñando los papeles, y te sientes como un criminal, porque te preguntan muchas cosas”, objeta. Leticia recalca que aunque finalmente te dejan pasar, la situación resulta violenta.
La situación, matiza, no es igual en un sentido que en el otro. En su caso, el protocolo para entrar en Vilar Formoso es más rápido: “enseñas tu DNI, te hacen una foto y te dejan pasar; comprueban que no haya problemas de ilegalidad”.
En dirección Fuentes de Oñoro, sin embargo, se encuentra otros inconvenientes. “Cada día hay agentes distintos en el paso, así que todos los días tengo que dar explicaciones”. Añade que manifiestan no haberla visto nunca antes, algo curioso ya que, afirma, lleva haciendo ese trayecto desde 2015.
Los trabajadores aseguran que entrar en Fuentes de Oñoro es más complicado, y las autoridades más exigentes
Sonia, por otro lado, está en una situación un tanto peculiar, aunque relativamente ventajosa. Cuenta con la doble nacionalidad española y portuguesa, y del mismo modo, es doblemente trabajadora, ya que cumple con su jornada laboral en Fuentes de Oñoro, municipio en el que reside, pero posee un centro de estética y peluquería en Portugal.
Su centro de belleza permanece cerrado, como otros muchos establecimientos portugueses, ya que allí la peluquería no se considera servicio esencial. Sin embargo, se ve obligada a ir para hacer trámites, y la someten a preguntas, especialmente las autoridades españolas. “Tuve problemas con un guardia”.
Rodeos imposibles y blindajes imponentes
Los pasos fronterizos secundarios, aseguran los vecinos, están más protegidos que en el primer cierre durante el confinamiento, y no hay excepciones que valgan, por lo que los rodeos llegan a ser de 100 kilómetros. Asimismo, la policía en el paso de Fuentes de Oñoro cumple los protocolos a rajatabla, y a parte de pedir la documentación requerida, interroga meticulosamente a los trabajadores que cruzan a diario.
