Fuentes de Oñoro, pueblo desierto desde el cierre de la frontera con Portugal
Es el principal paso fronterizo en la provincia, y apenas pasan 100 vehículos y la mayoría pesados, a la hora
“Por aquí, desde el pasado domingo, no pasa ‘ni el tato’. Hay algo de movimiento de vehículos hacia Portugal, pero ni una mínima parte de lo que es habitual aún en este tiempo de pandemia”, destacaba un vecino de Fuentes de Oñoro, mientras observaba las instalaciones de la frontera vacías a excepción de las fuerzas del orden.
El cierre de fronteras declarado unilateralmente por Portugal el pasado domingo ha dejado las calles de Fuentes de Oñoro desiertas, una localidad que vive, al igual que gran parte de la comarca fronteriza, del paso de viajeros entre España y el país vecino que ahora solo puede hacerse si se cuenta con una autorización expresa que incluya alguna de las causas justificadas para ello, entre las que no figuran las más habituales: el turismo y las compras o servicios de un lado a otro de la frontera.
“Se empeñan en tratarnos como si Fuentes de Oñoro y Vilar Formoso y sus zonas de influencia fuéramos independientes. Los políticos de turno, esta vez los portugueses, se olvidan de que la economía de La Raya y de nuestros dos pueblos dependen casi por completo del libre paso por la frontera”, aseguraban los comerciantes oñorenses.
Mientras, en la línea ahora más divisoria que de unión entre España y Portugal, agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Nacional Republicana mantenían el estricto control al tráfico de turismo y otros vehículos por la frontera, parando a todos aquellos que pretendían pasar al otro lado, aunque la intensidad en raras ocasiones supera ahora los 100 vehículos a la hora, y en su mayoría se trata de transportes pesados.