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Pozo Airón en Pereña de la Ribera. FOTOS: PABLO MONTES
Seis espectaculares cascadas de las Arribes salmantinas

Seis espectaculares cascadas de las Arribes salmantinas

Aprovechando las últimas lluvias podemos disfrutar de los saltos de agua que regala el parque natural

Jueves, 2 de enero 2020, 12:57

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Las Arribes del Duero son mucho más que el paisaje fascinante del río encajonado y marcando la frontera natural entre España y Portugal. Además de las vistas que contemplamos en sus miradores y que nos brindan fotos inolvidables, el parque natural que comparten Salamanca y Zamora es rico en cascadas y saltos de agua. Después de un último año marcado por la sequía, que fue especialmente dura en esta zona del noroeste de la provincia salmantina, el agua ha vuelto a lo grande. Eso ha permitido despertar a estos gigantes dormidos. Y no solo estamos hablando del archiconocido Pozo de los Humos. Las cascadas de las Arribes del Duero van mucho más allá. Vamos a hacer un repaso de los seis saltos más simbólicos que se pueden visitar en este comienzo del año.

Pozo de los Humos (Pereña de la Ribera y Masueco)

Sobran las presentaciones. El Pozo de los Humos es la gran cascada de Salamanca y la más espectacular de toda España si el cauce del río Uces es benévolo y viene cargado de la bendita agua. En los últimos cuatro años hemos tenido la oportunidad de ver su mejor versión hasta en tres ocasiones. La última en este mes de diciembre gracias al temporal de lluvia que atravesó España.

Todavía es posible ver su imponente imagen desde sus dos vertientes. Con perspectiva desde el mirador de Pereña de la Ribera. Y metidos prácticamente en la cascada desde las pasarelas de Masueco. Cincuenta metros de caída de agua que generan una particular neblina que da nombre a un salto casi amazónico, pero en la provincia de Salamanca.

Pozo Airón (Pereña de la Ribera)

A la sombra del Pozo de los Humos se encuentra el Pozo Airón, una cascada que tiene la peculiaridad de poder contemplarse por detrás de la caída del agua. Se puede llegar cómodamente desde Pereña de Ribera por una pista que posteriormente se convierte en sendero (5,6 kilómetros ida y vuelta). Si preferimos andar menos, es posible llegar con el coche hasta una pequeña explanada situada al final de la pista. De esta forma haremos solo 2,2 kilómetros ida y vuelta.

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El Pozo Airón es una caída de agua de unos 20 metros en el arroyo de los Cuernos que desemboca más adelante en el río Duero. Con precaución es posible descender hasta su base e introducirnos en la pequeña cueva que hay detrás de la cascada para ver la cortina de agua delante de nuestros ojos. Una característica que la hace más singular y especial.

Cascada del Pinero (Masueco)

Mucho menos conocida que el Pozo de los Humos y el Pozo Airón, pero también con un encanto singular es la cascada del Pinero de Masueco. Podemos visitarla dentro de una ruta de senderismo que nos lleva también hasta el propio Pozo de los Humos.

Si lo preferimos, podemos acudir en coche. Para ello cogeremos la pista asfaltada que sale de Corporario y lleva hasta la playa del Rostro de Aldeadávila. Como se puede comprobar en el mapa superior, cogeremos un desvío a la derecha por un camino que concluye en un sendero. En ese punto dejaremos el coche y solo nos tocará andar algo menos de un kilómetro hasta llegar a la cascada. No está señalizado, pero no tiene pérdida. Aunque no suele ser tan generosa como el Pozo Airón, su caída de agua de 15 metros en mitad de un paisaje rocoso es fascinante. Después de esta catarata, el agua vuelve a precipitarse otros ocho metros por la roca. También es posible pasar por detrás de la cortina de agua y para ayudarnos existen unas cadenas y cuerdas que garantizan la seguridad.

Cascada del Remolino o de Rupurupay (Aldeadávila de la Ribera)

Los amantes del senderismo tenemos en Aldeadávila de la Ribera un destino obligado. Son varias las rutas que se asoman al cañón del Duero por los senderos que en su día usaron los pastores y los agricultores, pero también los contrabandistas. Uno de los más espectaculares es el que relatamos en este artículo y que nos lleva a los miradores de Rupitín y el Picón de Felipe. Otro muy recomendable es el que desciende hasta el mirador de Rupurupay y después alcanza la cascada del Remolino. En total son 5,8 kilómetros circulares.

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Si lo preferimos, podemos salir en coche desde Aldedávila por la ermita de la Santa e ir descendiendo por una pista en buen estado en dirección al mirador de Rupurupay. Unos metros antes de esta atalaya dejaremos el vehículo en una explanada y, después de pararnos en este espectacular mirador, descenderemos en dirección a la orilla del río para llegar sin pérdida a la cascada.

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Veinte metros de caída de agua en el arroyo de Valdelosmaderos de Remolino que desemboca poco después en el río Duero. Una caída de gran belleza que se complementa con las vistas del Duero en uno de los puntos donde el cañón alcanza una mayor profundidad.

Cachón de Camaces (Hinojosa de Duero)

Casi oculto entre inmensos bloques graníticos, el cachón de Camaces es un auténtico espectáculo natural. Ubicado junto a la carretera SA-330 que comunica Saucelle con Hinojosa de Duero y Lumbrales a través del puerto de La Molinera, cuenta con un mirador en el que nos podemos asomar para contemplar esta caída de agua de unos 50 metros. El río Camaces forma también sus particulares arribes, antes de desembocar en el Huebra, que a su vez lo hará en el Duero junto al salto de Saucelle.

Aunque la ubicación del mirador obliga a contemplar el cachón de forma lateral y no frontal, cuando el Camaces trae un importante caudal de agua la estampa es espectacular y el sonido atronador de la caída pone la perfecta banda sonora al paisaje.

El Desgalgadero (Villarino de los Aires)

La cascada más desconocida de las Arribes del Duero salmantina es el Desgalgadero de Villarino de los Aires. Una caída de agua de unos 60 metros de altura en el arroyo de la Ribera de Villarino, que posteriormente desemboca en el Tormes, formando también sus particulares arribes.

Para llegar hasta ella hay que tomar una vía asfaltada que sale a la entrada de Villarino en dirección al Teso de San Cristóbal. A unos 500 metros, una vez pasado un puente, a mano derecha sale un camino de tierra por el que se puede continuar con el coche unos 300 metros, hasta llegar a un olivar, donde habrá que dejar el vehículo.

A partir de ahí comienza una caminata de cerca de una hora siguiendo un camino en dirección a un gran árbol que se ve al fondo. Durante el trayecto se pasa junto a algunos corrales y chozas de piedra y desde el mismo camino ya se puede divisar el Desgalgadero.

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