«Sueño con tener vacas y ovejas, pero el lobo...»
Daniel Román es uno de los jóvenes que quiere ser ganadero, pero su municipio, Bogajo, es de los más afectados por los ataques ahora de este animal, aunque no es el único
L. G.
Salamanca
Jueves, 4 de diciembre 2025, 19:17
Bogajo es centro de los ataques del lobo, aunque se repiten en otros municipios de la zona. En esta localidad atacó el lunes y la patrulla de Medio Ambiente confirmó que efectivamente se trataba de este animal y volvió de nuevo el sábado. En este último ataque, también de madrugada, mató tres ovejas y dejó otras tantas heridas. Esa explotación ya había sufrido otro este año. En el primero dejó nueve ovejas muertas de un rebaño de 89, dos heridas, y la preocupación por lo que pasará con aquellas que están a punto de parir.
Daniel Román es el hijo del ganadero afectado por este ataque y del lobo depende en parte su futuro, porque confía en que la explotación siga siendo rentable para llevarla él dentro de un par de años, cuando su padre se jubile. Ahora mismo Daniel trabaja en el Ayuntamiento y, aunque tiene el título de administración y finanzas, lo que desea es ser ganadero. «Sueño con tener vacas y ovejas, pero el lobo...» Sabe que este animal tiene que dejar de golpear a las explotaciones del municipio. Entre las localidades con bajas de ganado en los últimos días están también Valdelosa, Olmedo, Villaseco de los Reyes o Gejo de los Reyes, y el miedo llega a Trabanca o Majuges.
Las ovejas de Bogajo duermen encerradas, con el trabajo extra que supone para los ganaderos: es un municipio de parcelas pequeñas y, además de moverlas de unas a otras, duermen en la nave y durante el día las tienen que sacar para pastar. Algunos ganaderos han recurrido a las bombonas anti-lobo, con el fin de que el ruido espante al animal. Y en el pueblo hay también mastines. Daniel, como otros ganaderos, teme ahora que, al estar encerradas las ovejas, el lobo se vaya a las vacas y mate terneros. El problema que tienen lo arrastran durante el año, pero ahora aumentaron los ataques.
Igual que Daniel, hay otro joven en el pueblo que se quiere incorporar a la ganadería, como hizo un vecino que ahora tiene 29 años. Además, los hay con la intención de compaginar esta actividad con otro trabajo, por lo que el futuro ganadero podría estar garantizado. «Me gustan los animales, no quiero que maten al lobo, pero tiene que poder convivir con la ganadería», advierte.
Si no se incorpora ya es por los problemas para cumplir con los requisitos exigidos y que pasan, explica, por tener que adelantar dinero para tener parcelas o ganado. «Como no tengas el colchón de los padres, ahora es imposible», señala. Tiene muy claro que para él no puede existir otro camino que no sea la ganadería. «Es donde me siento libre», señala, y apunta que su preferencia son las vacas en lugar de las ovejas. «Son más sacrificadas», dice para justificar que cada vez queden menos rebaños. Ahora ayuda a su padre y sus vacas parecen ya modelos de su otra pasión, la fotografía ganadera, que muestra por Facebook.
El alcalde de Bogajo, Javier Castro (PP), sí teme por el futuro de este pueblo ganadero, con una veintena de explotaciones y un centenar de vecinos: la mayoría de los activos tiene en torno a 60 años y ve difícil mantener la ilusión con los ataques.