Una reforma integral para el último edificio histórico del Rollo
La Comisión de Patrimonio impone restituir el frontal de piedra de Villamayor. El inmueble, de principios del siglo XX, está protegido y será rehabilitado
El último edificio del paseo del Rollo que guarda la esencia de la construcción salmantina de principios de siglo XX se va a someter a una reforma integral. Está incluido dentro del catálogo de inmuebles de interés con protección ambiental, por lo que se permite acometer las obras desmontando la fachada a condición de que se restituya después. Antes, según obliga la Comisión Técnico Artística, los promotores tendrán que presentar un proyecto de sustitución que valorarán los técnicos. Desde el punto de vista de la construcción, es evidente que el proceso es más complejo que si se permitiera demoler la estructura al completo, pero más sencillo que si se obligara a mantener la fachada «in situ». En todo caso, según especifica el arquitecto salmantino Antonio de la Mano, no se trata de un procedimiento complicado.
«Primero se derriba el inmueble por dentro, dejando solo la fachada», explica el experto, «para después desmontar las piedras de arriba hacia abajo enumerándolas». Los sillares se desprenden con cuidado para que no pierdan material y se apilan protegidos en un lugar seguro hasta que se vuelvan a colocar. «En este caso el único riesgo que existe es que hay que retirar las piezas meticulosamente para que no se rompan ni se caigan, pero hoy en día con la tecnología que existe es difícil que ocurra algún incidente».
En cuanto a los huecos de fachada, la Comisión obliga al promotor a recuperar el concepto y el carácter del edificio original conforme a lo establecido en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Es decir, que tras la reforma el edificio debe recuperar los huecos de fachadas originales, en el caso de que a lo largo del tiempo se hubieran modificado. La pregunta que viene a la mente ahora es por qué este edificio tiene valor arquitectónico. Responde a esta cuestión la profesora titular de la Facultad de Geografía e Historia Sara Núñez, especializada en la arquitectura en Salamanca durante el Franquismo. El inmueble no se enmarca dentro de ningún estilo arquitectónico específico, «pero como interés destacan el recerco de las ventanas y de las puertas en la fachada, así como el uso de pilares de piedra franca de Villamayor», explica.
«Entonces no había una ordenanza que obligara a utilizar este material en la zona en la que se encuentra, que era muy periférica», añade. Según la historiadora, que se apostara por dignificar la construcción es porque los promotores tenían buenos medios económicos, aunque no suficientes como para construir en el centro, o que aprovecharan para hacerse una casa para ellos y otras arriba para sus hijos o familiares, ya que es de tres plantas, o bien que las destinasen a alquiler, «algo habitual en la época».