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Imagen de uno de los pasillos del Mercado Central, más vacío que lo habitual. FOTOS: LAYA

Desesperación por los precios en las carnicerías del Mercado: «La gente no quiere venir a hacer la compra»

En los últimos días, la gente ha paseado, mirado, preguntado… y se ha ido sin llenar la bolsa. Los precios son altos, el calor aprieta y el cliente habitual parece haberse esfumado rumbo al pueblo o a las grandes superficies

Elena Martín

Salamanca

Sábado, 31 de mayo 2025, 11:01

Salamanca bulle en la superficie: turistas, excursiones escolares y terrazas llenas. Pero, bajo la cubierta centenaria del Mercado Central, el ambiente es otro. Hay producto, hay variedad y hay color, pero no hay ventas. «Últimamente hay mucho turismo, pero pocas compras», repiten los comerciantes mientras se apoyan sobre las balanzas vacías. De ahí que se espere un verano que arranca con movimiento, pero sin consumo.

En los pasillos del Mercado, la historia es parecida puesto tras puesto: la gente pasea, mira, pregunta… y se va sin comprar. Los precios son altos, el calor aprieta y el cliente habitual parece haberse esfumado rumbo al pueblo o al supermercado. Aun así, la maquinaria del Mercado sigue girando, los comerciantes mantienen sus puestos con esmero y esperan que, al menos, el mes de junio traiga algo más de vida.

En las carnicerías, se están viviendo días especialmente complicados. Con las ventas bajo mínimos, el ambiente en los puestos es de resignación y cierto hartazgo. La situación es tan estática que apenas hay variación en los precios de los productos. Solo la ternera ha registrado un leve incremento, insuficiente como para animar un sector que ve cómo el turismo llega, pero no compra. «La cosa está demasiado parada. El único producto que ha variado algo de precio ha sido la ternera, aunque mínimamente», asegura uno de los carniceros del Mercado con gesto serio, mirando un mostrador que apenas recibe encargos.

El aumento, señala, ha sido de 3 euros el kilo desde agosto del año pasado, aunque, en el día a día, apenas se nota. Aun así, el resto de productos cárnicos mantienen precios elevados que disuaden a muchos clientes, especialmente a los locales. «Está todo muy caro y la gente no quiere hacer la compra», añade con resignación.

Los carniceros destacan que el flujo de visitantes no se traduce en movimiento económico. Hay turistas, sí, pero miran más que compran, y el gasto diario se reduce a lo imprescindible. A esto, se suma el calor y un perfil de visitante que acude más a pasear y a fotografiar el Mercado que a llenar bolsas.

Calidad y color en las fruterías

Dos cajas de cerezas expuestas en una frutería del Mercado.

En los puestos de fruta, se nota la frustración contenida. «Las cerezas están espectaculares», dice una vendedora señalando dos cajas. Las más pequeñas están a 4,92 euros el kilo y las grandes, de calibre generoso, a 6,91 euros el kilo.

Por otro lado, la fresa verde sigue siendo un acierto: dulce, en buen estado y a 3,98 euros el kilo. La mandarina, aún disponible pese a estar ya fuera de temporada, se mantiene a 4,92 euros el kilo. Esta semana, además, ha llegado la esperada nectarina, que aparece por fin en los mostradores a 4,80 euros el kilo.

El plátano sigue siendo una incógnita. «Subió después de carnavales y no ha vuelto a bajar», comentan. Y es que este producto se mantiene a 3,98 euros el kilo, un precio que frena a más de un comprador. Entre las frutas grandes, destaca la sandía nacional, que ya ha llegado y se vende a 1,92 euros el kilo, así como el melón Galia, sabroso y de buena salida, a 3,95 euros el kilo.

Dos melones Galia.

Respecto a la verdura, las judías verdes están excelentes. Se encuentran desde 4,80 euros el kilo, aunque las más tiernas suben un poco más. Aun así, el consumidor lo piensa antes de llenar una bolsa. El calabacín se mantiene estable, a 1,98 euros el kilo, y las alcachofas, que habían estado presentes días atrás, han desaparecido por el momento. «El calor y el verano lo cambian todo», comenta una de las fruteras del Mercado.

Un calamar 'de lujo' en las pescaderías

Varios calamares de potera expuestos en una pescadería.

Las pescaderías ofrecen un panorama mixto. Algunos productos han bajado para incentivar la compra, como el salmón, que ha pasado de 20,90 a 19,90 euros el kilo, o los gallos, que han bajado de 16,90 a 14,90 euros el kilo. Los filetes de gallo también han descendido, entre 2 y 3 euros menos, al igual que la pescadilla y el bacalao, que han reducido ligeramente sus precios.

Sin embargo, hay subidas llamativas. El calamar de botella, por ejemplo, ha subido notablemente y se vende ahora a 29,90 euros el kilo, cuando solía estar entre 24,90 y 25,90. El pulpo cocido sigue en precios muy altos, manteniéndose en torno a 33 euros el kilo. «No hay manera de verlo bajar», dice uno de los vendedores. «Y, si sube más, no se vende«, añade.

Respecto al marisco, hay pocas novedades. «No es la época de la almeja, pero sigue habiendo demanda», explican. Eso sí, a precios prohibitivos: se ofrece a 36 euros el kilo, lo que para muchos ya es un lujo. «Las bodas tiran mucho, pero aquí se nota poco», concluye un pescadero con ironía.

Un pescadero sostiene una bolsa de almejas.

'El reino del verano'

Una vendedora del Mercado Central sostiene una bandeja de gildas.

Si hay un estand que parece resistir mejor la parálisis general, ese es el de los encurtidos, quesos y aperitivos preparados. «Ahora lo que más se lleva es lo práctico: tablas de queso, gildas, pinchos de salmón o gambas, cosas que abres y comes...». Y es que el verano cambia los hábitos: menos cocina, más picoteo.

En los últimos días, las gildas se han estado vendiendo por unidad (entre 1 y 1,50 euros según el tamaño) y el queso fresco, ideal para ensaladas o como postre, se ha vendido a 9,95 euros el kilo. Los pinchos fríos, como los de gambas y salmón, se preparan al momento y pueden comprarse sin hacer un gran gasto.

«Lo bueno del verano es que la gente busca cosas fáciles», advierte una vendedora de encurtidos.

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