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José Ignacio Charro ha fallecido esta tarde en Llen, la finca ubicada en Las Veguillas, en pleno corazón del Campo Charro de la que era el principal referente. Uno de los ganaderos de prestigio y solera de la Salamanca taurina y uno de los criadores de toros bravos emblemas de esta tierra. Embajador del toro de encaste Atanasio desde principios de los años 80 y de Domecq ya en los últimos tiempos. Un ganadero por afición más que por herencia, que entregó su vida a la cría del toro bravo por pasión y por entrega, con respeto y con pasión. Un hombre entrañable, magnífico conversador, que tuvo estrecha e íntima amistad con los grandes figuras de esta tierra como El Viti, Capea y Julio Robles; un magnífico garrochista y un hombre puso y máximo representante de los ganaderos serios, callados y apasionados del Campo Charro.
Ganadero de cuna, era hijo de Vicente Charro, quien en 1984 compró una ganadería que fue formada a principios de la década de los 40 del siglo pasado por Alicio Cobaleda Marcos con reses procedentes de Coquilla. Tras pasar por varios propietarios y cambio en el origen de las reses, en 1984 la adquirió don Vicente Charro, padre de actual fallecido, José Ignacio Charro, que la anunció como «Charro de Llen». Compró un lote de vacas y sementales de la ganadería de Atanasio Fernández, eliminando todo lo anterior y variando el diseño del hierro al añadir otra «L» a la herradura. En 1993 y por fallecimiento de D. Vicente pasa a ser propiedad de su viuda doña Pilar Sánchez-Tabernero de Prada, madre de José Ignacio Charro Sánchez-Tabernero. De la misma manera este en 1993, a la muerte de su padre, quedó al frente de un hierro que anunciaba con su nombre, José Ignacio Charro.
Precisamente con este hierro en 2010 lidió su última corrida de toros en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, que estoquearon Frascuelo, Fernando Robleño y Luis Miguel Vázquez. Con el de Charro de Llen lo hizo en 2009, cuando Iván Fandiño dio una vuelta al ruedo la tarde en la que compartió cartel con el propio Robleño y Morenito de Aranda.
En 2009, José Ignacio Charro decidió dar un giro a su ganadería al introducir reses de procedencia Domecq, vía Daniel Ruiz, con quien tuvo una íntima amistad, como la que tenía con otros ganaderos de la élite como Justo Hernández (Garcigrande) y Juan Ignacio Pérez-Tabernero (Montalvo) o Zalduendo quienes también aportaron simiente para enriquecer la ganadería y la historia de Charro de Llen, donde hoy hay un crespón negro en señal de duelo por su gran referente.
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