Borrar

Diosleguarde vuelve a torear: su primer tentadero tras el grave percance de Cuéllar

Poco más de seis meses después del brutal percance que sufrió el 28 de agosto en Cuéllar, donde un toro de Cebada Gago a punto estuvo de arrebatarle la vida, el joven diestro salmantino se enfunda de nuevo la calzona para participar en un tentadero en la ganadería de Puerto de San Lorenzo: “Es volver a vivir”

Miércoles, 15 de marzo 2023, 18:25

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Lucía el sol en una tarde casi primaveral en El Puerto de la Calderilla y Manuel Diosleguarde bajó del coche de su apoderado con la calzona puesta. Larga, en tono gris y con rayas berenjena, chaleco en ese mismo tono que cubre la torerísima camisa blanca. La elegancia de los botines negros. Volvía a iluminarse la carrera, y también la vida, que casi se apagó el último 28 de agosto en Cuéllar.Han pasado seis meses y medio de aquella brutal cornada que le infirió Caminante, de la que brotaba la sangre a borbotones casi incontenibles. Dice Diosleguarde que ha pasado página pero que de aquello no hay que olvidarse para aprender a valorar lo que tiene. Cuatro vacas en las corraletas con el hierro de Puerto de San Lorenzo, dos para él y otras dos para López Chaves, que lo llevó en volandas toda la tarde, e incluso por la noche envió un mensaje tras el feliz reencuentro: “Esos detalles hacen venirte arriba”, confesó después Diosleguarde. Hacia las vacas camina firme el penúltimo matador de toros salmantino que ha tomado la alternativa. Enjuto, risueño, feliz. Diosleguarde está en marcha y enfila más seguro que nunca el reto del 23 de abril en Guijuelo. Ese día se volverá a vestir de luces, se encontrará de nuevo con el toro y con el público. El triunfo ya lo tiene y lo disfruta. Es el triunfo de la vida. Lo saborea y valora porque ha estado cerca de las penumbras del infinito del que ha ido saliendo poco a poco. 36 días ingresado en el hospital y luego muchas tardes en silencio y no pocas noches en vela. En diciembre recibió una llamada de El Niño de la Capea para invirtarle a que fuera a ver un tentadero a su finca de Espino Rapado, en San Pelayo de Guareña. Cuando llegó vestido de paisano, le espetó el maestro que dónde tenía la muleta. Le habían encerrado una becerrita. Sin pensarlo, Manuel volvió a torear y a sentir las embestidas. Un engaño piadoso en la intimidad. Terapia pura y dura para quitar las dudas y los miedos de la mente sin darle la opción de pensar. La filosofía y el detalle de un maestro que sabe más que nadie lo que ha pasado Diosleguarde. Acabó el año con la satisfacción de no cerrarlo con la incertidumbre a cuestas. Desde entonces intensificó los entrenamientos físicos, para recuperar la masa muscular de la pierna herida. Jornadas de mañana y tarde en el gimnasio, horas y horas caminando y dolorosas sesiones de fisioterapia para tratar esa terrorífica cicatriz que le recorre la pierna derecha desde la rodilla casi hasta la cadera. “Aún arrastro secuelas, la cicatriz me tira y aún me cuesta doblar bien la pierna, en un mes no se notará nada”, confiesa con un tono de voz seguro y contundente: “Tengo ganas de que llegue el día”. En su primer tentadero serio en la finca de Puerto de San Lorenzo, Diosleguarde no trasmitió una sola duda. Quien no supiera que donde venía ni siquiera hubiera podido imaginarlo. La procesión va por dentro. Esa es su principal preocupación: “Estoy trabajando para que cuando me vea la gente, me vea como estaba antes”. La pena, la lástima no tienen sitio: “No quiero que nadie me regale nada, voy a salir a competir con todos como antes, sin que nadie tenga que saber de dónde vengo... El objetivo es estar mejor ellos”. Ellos son Morante y Emilio de Justo, con quienes está anunciado el 23 de abril en Guijuelo para lidiar toros de Capea. Esa va a ser una fecha clave en la vida de Diosleguarde, que se muestra contundente: “Solo ha sido un accidente, un trance que está a punto de acabar. El 23 de abril va a ser el punto y final. Y, a partir de ese día, vuelta a la normalidad, a seguir con el sueño que he perseguido desde que tengo uso de razón, intentar ser figura del toreo, triunfar y abrirme camino. Hay que seguir como antes, arreando y queriendo ser el mejor”.

Ese es el objetivo. Hoy saborea el presente. Su reencuentro con el campo bravo en los tentaderos: “Las sensaciones son muy bonitas, solo con ponerme y salir de casa con la calzona puesta me sirvió para volver a sentirme torero. Me hacía falta. Aunque entrenaba todos los días, necesitaba volver a sentir esas sensaciones. Me ha llenado de ilusión y ganas”, confiesa, segundos antes de pisar la arena de la plaza de tientas: “Es como volver a empezar, parece que todo es nuevo. Estoy incluso nervioso. Es muy bonito, uno es capaz de estar casi como estaba antes y apenas notar el cambio, después de tanto tiempo parado. Sin duda, esto es un impulso de moral y de ánimo”.

Diosleguarde quiere retomar todo en el mismo punto que lo dejó. Hasta el día del percance su historia en el escalafón superior la había escrito dejando gratas sensaciones. La puerta grande en la alternativa en Santander, una espada contundente, una fantástica faena en Guijuelo, tarde de triunfo en Peñaranda y rotundidad en los dos toros de Cuéllar: “Había tenido sensaciones especiales en las cuatro corridas de toros, y quiero retomarlo en aquel punto. E incluso mejor si se puede. Tengo un mes y pico por delante, se que tentaderos no me va a faltar, los ganaderos me han guardado vacas y les estoy muy agradecido. Todo eso me acabará de dar el sitio para coger el ritmo”.

Ahora tampoco entran en su vida las prisas. Ni siquiera en el planteamiento de la temporada: “No es el momento de pisar plazas de primera ni de máxima relevancia. Se que tengo que ir despacio. Ahora solo pienso en arrancar en Guijuelo, ver cómo estoy y cómo me voy a encontrar, ir a las plazas de primera categoría ahora sería precipitado, pero sí me motiva pisar otras como Salamanca o Santander... Sueño con torear en La Glorieta”.

¿Sirve mirar para atrás y recordar todo el drama vivido? “¡Claro que sirve! —responde Diosleguarde—. Siempre hay que sacar algo positivo. Todo sirve para madurar, para valorar lo que uno tiene. Aunque sea una profesión dura y me haya tocado vivir la peor parte, me ha servido para ratificar que esto es mi vida. Y que hay que luchar por todo. Estoy seguro que al final tendrá su recompensa”. Esa recompensa está por llegar, es uno de los objetivos a largo plazo y ahí pone la mirada. ¿Qué le gustaría que escribiéramos de Diosleguarde en el mes de octubre? El torero vuelve a tomar la palabra para cerrar la charla: “Que Diosleguarde ha vuelto, y que lo ha hecho mejor que estaba. Quiero que la gente se encuentre con un torero más hecho y cuajado”. Así será.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios