Diosleguarde reaparecerá en Guijuelo el 23 de abril con figuras

Manuel Diosleguarde ya tiene fecha para su ansiada reaparición en los ruedos. Será el próximo 23 de abril en la plaza de toros de Guijuelo, coso que acogerá un festejo extraordinario con la puesta de largo de un cartel estelar en el que el joven diestro salmantino se enfundará de nuevo el traje de luces para hacer el paseíllo flanqueado por dos primeros espadas con máximo ambiente y expectación: Morante de la Puebla y Emilio de Justo, con quienes estoqueará un encierro de la ganadería de Capea, encaste Murube.

De esta manera, Manuel Diosleguarde volverá a los ruedos después del gravísimo percance que sufrió en la plaza de toros de Cuéllar (Segovia) el pasado 28 de agosto, cuando a la hora de entrar a matar el toro Caminante, de la ganadería de Herederos de José Cebada Gago, le propinó una brutal cornada en el tercio superior del muslo derecho que le dinamitó la pierna rompiéndole la femoral y que a punto estuvo de costarle la vida. La rápida intervención y las milagrosas manos de la cirujana Marta Pérez propiciaron que pudiera seguir contándolo. Aún así, tras aquella crucial primera intervención en la enfermería de la propia plaza de toros, el joven diestro salmantino tuvo que pasar hasta en cuatro ocasiones más por el quirófano en los días siguientes, ya en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, donde fue trasladado de urgencia aquella misma madrugada. El percance, el más grave de todos cuantos tuvieron lugar a lo largo de la pasada campaña y uno de los más graves de los últimos años, le llevó a Manuel Diosleguarde a estar ingresado hasta 36 días, ya que no recibió el alta hospitalaria hasta el 3 de octubre después de diecinueve en Valladolid y diecisiete en Salamanca.

Ahora, a tres meses vista de la milagrosa reaparición en los ruedos, Manuel Diosleguarde sigue aún con la recuperación de aquella brutal cornada, con intensas sesiones de rehabilitación en el fisioterapeuta e inmiscuido ya de lleno en el toreo de salín y en la recuperación de la forma física, antes de volver a ponerse delante de los animales en el campo.