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«Me encuentro mal porque ahora me estoy dando cuenta de todo lo que he vivido y me está afectado muchísimo», expresa en exclusiva a LA GACETA la víctima del secuestro en el barrio de El Carmen. La joven, de 19 años, fue retenida durante más de un mes, atada de pies y manos con bridas al somier de una cama en un piso de la calle Linares, número 38.
Un cautiverio monstruoso en el que fue obligada a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento, según ha podido saber este medio en primicia por fuentes próximas al caso.
Asimismo, el detenido—J.M.J.J.—habría quebrantado una orden de alejamiento en vigor que le impedía acercarse a la víctima— asistida por su abogado, Elías Carcedo, el cual se ha personado como acusación particular en la causa—.
El hombre—J.M.J.J. y su madre—A.M.J.M., se encuentran en prisión provisional desde el pasado domingo, 11 de agosto, tras ser puestos a disposición del Juzgado de Instrucción número Cuatro, en funciones de guardia, donde el hombre se acogió a su derecho a no declarar manifestando «padecer esquizofrenia». La causa pasará a ser instruida por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer—Juzgado de Instrucción número Tres—, y actualmente, ambos se encuentran en la enfermería del Centro Penitenciario de Topas, según ha podido conocer este medio.
El pasado sábado, 10 de agosto, funcionarios policiales fueron alertados por varios vecinos indicando cómo oían gritos y solicitud de ayuda persistentes de una mujer que procedían de una vivienda. Así como por uno de los familiares de la víctima.
Una vez en el lugar, en la calle Linares, 38, funcionarios policiales, se entrevistaron con los vecinos, estos les manifestaron haber escuchado gritos de auxilio y sollozos de una mujer, indicándoles asimismo el domicilio del cual provenían. Localizada la vivienda, los efectivos no percibieron ningún ruido en el interior del domicilio ni llamamiento de auxilio, si bien no cejaron en realizar las comprobaciones sobre las aseveraciones manifestadas por los vecinos, llamando de manera insistente a la vivienda.
Dicha vivienda es franqueada por una mujer, A.M.J.M., la cual indicó que se encontraba sola, si bien ante la insistencia de los funcionarios policiales, permitió el acceso a la misma para realizar las comprobaciones pertinentes.
Los efectivos realizaron una inspección por las distintas estancias del domicilio y observaron la existencia de una pequeña puerta que da acceso a una buhardilla, a través de una angosta escalera, por la que accedieron tomando las debidas precauciones de seguridad. Una vez accedieron a la buhardilla, se encontraron con una estancia diáfana de poca altura y poca luminosidad localizando a un hombre sujetando por las muñecas a la víctima a la cual tenía inmovilizada.
Inmediatamente los agentes demandaron al varón soltase a la mujer, acto que realizó siendo protegida y asistida por los mismos, presentando la mujer un fuerte olor a orín, aturdimiento, observándose una vez que se encontraba en una zona iluminada, que esta presentaba múltiples lesiones en muñecas, tobillos, cara y brazos, indicando a los agentes que llevaba un mes en dicho habitáculo, atada de pies y manos por su pareja, sin posibilidad de aseo personal continuo, habiendo sido golpeada en ocasiones durante su cautiverio, al tiempo que manifestó que su pareja le había cortado además el pelo.
En vista de las lesiones que presentaba la víctima, se procedió a su traslado al servicio de urgencias del Hospital de Salamanca, donde fue asistida por personal facultativo de sus lesiones y su estado de salud.
Los agentes procedieron a la inmediata detención del hombre, J.M.J.J., y la madre, A.M.J.M., de este al ser conocedora de la situación.
«En la familia estamos muy afectados, es inhumano que su propia pareja sentimental le haya hecho eso a mi prima», ha expresado a este diario una de las familiares cercanas de la joven.
Asimismo, ha destacado que el detalle de su abuela «ha sido muy impactante para todos». Tal y como ha venido informando este medio y según señalaron fuentes vecinales: «Gracias a su abuela ha vuelto a nacer»: «Se estaba muriendo y la nombraba por eso la familia fue a buscarla al domicilio para que la viera antes de fallecer, y cuando llegaron vieron algo extraño, no les dejaron pasar».
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