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Momento en el que Virgen de la Alegría y Jesús Resucitado se encuentran en el acto celebrado en el atrio de la Catedral. FOTOS: LAYA Y VÍDEOS: MARÍA REGADERA Y C. R.

El sol se abre paso y el corazón de Salamanca late al compás de los pasos del Encuentro

La Vera Cruz ha puesto el broche final a esta Semana Santa tras ser la gran damnificada por la lluvia esta semana, con tres procesiones canceladas

Elena Martín

Salamanca

Domingo, 20 de abril 2025, 12:51

Las campanillas han vuelto a sonar en la mañana de este domingo en Salamanca, anunciando lo que muchos temían perder: El Encuentro. Contra todo pronóstico, con un cielo que coqueteaba algo con la amenaza de lluvia y los corazones en vilo desde primera hora, la Vera Cruz -principal hermandad perjudicada por las lluvias esta Semana Santa con tres 'desfiles' cancelados'- ha podido ponerle el broche final con el acto más luminoso y esperado: la procesión de Jesús Resucitado y la Virgen de la Alegría.

A las 10:15 horas, la Capilla de la Vera Cruz abría sus puertas para dejar salir a la imagen de la Virgen de la Alegría, obra anónima que data del siglo XVIII. Media hora más tarde, lo hacía el Jesús Resucitado de Alejandro Carnicero (1725). Ambos partían del Campo de San Francisco tomando caminos distintos —por Libreros uno, por Tostado la otra— hacia el atrio de la Catedral, donde el esperado Encuentro, previsto para las 12:15, ha terminado siendo un canto a la esperanza y también a la perseverancia.

La Virgen de la Alegría, procesionando por el casco histórico de Salamanca.
La talla de Jesús Resucitado, a su legada a la calle Libreros.

En la Plaza de Anaya, había más que fe en el aire. Había emoción contenida y ganas de vencer la racha amarga de esta Semana Santa salmantina. Y es que el de hoy era, para la Vera Cruz, tras las suspensiones de las procesiones de la de la Virgen de los Dolores, de los Doctrinos y del Santo Entierro, su último intento de 'asomarse' a Salamanca. Y lo ha logrado.

Los más pequeños han sido protagonistas indiscutibles de la mañana. Con campanillas en mano y rostros radiantes, han formado parte de un cortejo que, más allá de lo litúrgico, también ha impregnado las calles del casco histórico salmantino de ilusión al ritmo de los Tambores del Vía Crucis, la Agrupación Musical de la Esperanza, la Banda Felipe Espino y la de la Estrella. Allí, en los aledaños de la Catedral, les esperaban los pasos de la procesión conjunta del Domingo de Resurrección: el del Lignum Crucis (1675) y el del Santo Sepulcro abierto (1678), con las Tres Marías y el Ángel Anunciador, en una comitiva que avanzaba bajo nubes grises, pero contenidas.

El Lignum Crucis, esperando a la Virgen de la Alegría y a Jesús Resucitado en el atrio de la Catedral.

De esta forma, el atrio de la Catedral ha sido testigo del momento más esperado: el rostro de Jesús y el de su madre por fin se encontraban y Salamanca entera contenía el aliento. Sonaban los vítores, se alzaban los pañuelos blancos y, después de una oración del deán, por fin, renosaban los aplausos en Salamanca.

La Plaza de Anaya, llena para presenciar la procesión del Domingo de Resurrección.

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