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José Manuel Gutiérrez, Ana Belén Hernández y José Paredero tienen algo en común. Son salmantinos que cada semana se suben a un vagón del Alvia y parten con un equipaje ligero —a diferencia de los demás pasajeros— desde su ciudad hasta Madrid, donde trabajan. Todos coinciden en la «necesidad» y el «beneficio» de tener más frecuencias que conecten Salamanca con la capital.
«A partir de otoño, no tengo otra opción que llegar a Salamanca de noche debido a la falta de frecuencias que existe por la tarde. Salgo de trabajar más tarde y no llego al de las 15:50 horas, por lo que tengo que coger el último, el de las 20:40, que llega a Salamanca sobre las 23:00. Es una pérdida de tiempo y hay excesivo vacío entre la salida de un tren y otro», lamenta José Manuel Gutiérrez, un ingeniero que vive en Salamanca y que viaja todos los días a Madrid por trabajo.
El tren es el transporte más rápido para estar a primera hora de la mañana en la capital. Por eso, Ana Belén Hernández 'vive' durante todo el año en un vagón. «Económicamente, me sale más rentable que quedarme a vivir en Madrid», detalla. Madruga «muchísimo» para llegar a coger el tren que sale desde la estación de Vialia a las 6:25, pero, a las 8:30 horas, ya se encuentra fichando en su puesto de trabajo. Es funcionaria en un Registro Civil. Después, sale a las 15:00 y tiene que darse mucha prisa para llegar al de las 15:50 horas. «Actualmente, las vueltas son muy pesadas por las obras en la estación de Chamartín. Es un caos, está llena de viajeros, no hay sitio para sentarse y pasamos mucho calor. Una frecuencia más sería muy necesaria e ideal para descongestionar los trenes porque en ocasiones y más ahora con los abonos. Se llenan de pasajeros que van a pasar el día a Madrid», cuenta la salmantina.
Para no quedarse sin asientos, Ana Belén Hernández reserva sus billetes con antelación: «En el momento en el que lo abren, saco los billetes de todo el mes para no correr el riesgo de quedarme sin hueco, como ha pasado en multitud de ocasiones debido a los abonos gratuitos. Trenes vacíos figuraban como completos debido a que algunos usuarios reservaban sus plazas y, después, no eran usadas con el trastorno que eso conlleva para los que usamos frecuentemente este transporte para ir a trabajar».
José Paredero es documentalista y también usa el Alvia para llegar a su puesto de trabajo, aunque afortunadamente teletrabaja y solo tiene que ir a Madrid un día de la semana. «Solo voy los miércoles. Cojo el de las 6:25 horas y vuelvo en el penúltimo», explica el salmantino. Para él, la cuarta frecuencia está «fenomenal»: «Todo lo que sea una buena conexión con la capital es magnífico y, cuantas más frecuencias, mejor. Sobre todo para los que trabajamos. «A veces he tenido dificultades en el momento en el que he querido cambiar un tren por otro. Espero que, con esta frecuencia, los vagones vayan mas descongestionados y no tenga más ese problema».
Con el uso del tren y los abonos gratuitos, se ahorra «gasolina y tiempo». «Es una locura lo que me gastaría si fuera en coche, entre gasolina y peajes. Además de lo complicado que es entrar por la mañana en Madrid debido al tráfico», destaca.
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