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La Catedral Nueva de Salamanca, con su imponente arquitectura que combina el estilo gótico y renacentista, es uno de los puntos emblemáticos de la ciudad. Desde sus fachadas adornadas hasta sus magníficos espacios interiores llenos de historia, esta catedral continúa atrayendo la admiración de visitantes de todo el mundo y de National Geographic, que ha decidido hacer un artículo con las tres razones que hacen de la Catedral un monumento «excepcional».
Descubre a través de este artículo los puntos mencionados en la reconocida revista de divulgación científica y otros muchos más detalles en los que hemos profundizado para ofrecer una visión más minuciosa de este monumento.
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Con 110 metros de altura, la Torre de las Campanas erige a la catedral como la más alta de toda España, por encima de la famosa Giralda de Sevilla, con 104 metros y la de Murcia, con 90 metros.
Uno de los edificios eclesiásticos que supera a la Catedral Nueva es la icónica Sagrada Familia de Gaudí, con 172 metros, pero cabe recordar que se trata de una basílica, por lo que el primer puesto sigue siendo de Salamanca.
¿Cómo pudieron conseguir esta cifra récord entre los siglos XVI y XVIII? Pues, como también explican en el artículo del National Geographic, «se valió de parte de las estructuras de la basílica anterior para lograr estas dimensiones», se trata de la Torre Mocha, uno de los principales enclaves defensivos de la Edad Media, y primera parte del 'Jeronimus', un recorrido en ascenso a través de estas dos torres de la Catedral conectadas entre sí.
Aunque cualquier salmantino que se precie sabe que la Torre de las Campanas además de ser alta también está torcida, puesto que el terremoto de Lisboa de 1755 casi consigue derrumbarla, tan sólo 22 años después del fin de su construcción.
El maestro de obras Juan de Sagarbinaga, los arquitectos Francisco Moradillo y Ventura Rodríguez, y los eclesiásticos, Padre Pontones y Fray Antonio Manzanares, coincidían en que había que derribar la torre, de hecho, el citado Ventura Rodríguez, propuso la construcción de dos nuevas torres en su lugar.
Por suerte para la supervivencia de nuestra amada torre, el ingeniero francés Baltasar Devretón diseñó el refuerzo tan característico de la parte inferior, cuya construcción quedó al cargo de Jerónimo García de Quiñones y Manuel de los Ríos, que terminaron las obras en 1771.
Pero La Catedral Nueva de Salamanca no es la única de la ciudad, anterior a esta estaba la Catedral Vieja, con una construcción que data de los siglos XII y XIII, un magnífico ejemplo de arquitectura románica que fascina a cualquiera que tenga la oportunidad de verla con sus detalles meticulosamente elaborados y su icónica torre 'del Gallo'.
La pregunta obligada consiste en averiguar por qué una ciudad tiene dos catedrales, o por qué no derribaron la catedral que ya estaba si iban a hacer una nueva, que era lo usual en el pasado.
La respuesta está en que las enormes dimensiones de la Catedral Nueva conllevan también enormes obras que, de hecho, se demoraron más de dos siglos, por lo que era inviable que los salmantinos no fuesen a misa en el lugar eclesiástico más emblemático de una localidad durante 220 años.
El aumento demográfico de la ciudad en aquel momento dejó a la Catedral Vieja como un edificio pequeño y bajito como para albergar el creciente volumen de población.
Después de que las innovaciones arquitectónicas abriesen nuevos caminos más allá de las iglesias circulares, como la de San Marcos en la Puerta Zamora, que data del siglo XI, las construcciones eclesiásticas empezaron a construirse con forma de cruz.
Si viésemos Salamanca desde el cielo observaríamos dos cruces en el lugar en el que se emplazan las catedrales, y algo peculiar, que comparten uno de los brazos de dicha cruz.
Esto es así porque la Catedral Nueva comenzó a edificarse sobre dicho brazo de la catedral que ya estaba entonces, quedando ambas unidas para siempre.
Además, hay varios elementos en la fachada de la Catedral Nueva, concretamente la que está orientada a la Plaza de Anaya, que llaman la atención de todos los visitantes, ¡y cómo no!, si presenta nada más y nada menos que un astronauta en un edificio medieval.
El motivo de este peculiar detalle es que en 1992, durante la celebración de la exposición Las Edades del Hombre, se tomó la decisión de restaurar la puerta que estaba en un estado de deterioro significativo.
Como generalmente se suelen colocar elementos representativos de la época, el cantero Miguel Romero decidió labrar un astronauta en la parte baja izquierda de la portada.
Lo que pasa mucho más desapercibido es otro símbolo muy curioso y menos conocido, un demonio comiéndose un helado de cucurucho en la misma zona de la fachada.
Estas son algunas de las características que conceden a la Catedral en su conjunto el honor de ser un monumento declarado Patrimonio de la Humanidad.
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