

Secciones
Destacamos
Educar a un perro para que se convierta en un animal de asistencia requiere de un proceso que difícilmente bajará del año de formación, y conlleva unos gastos que siempre superan los 5.000 euros.
La Asociación Perros de Asistencia y Animales de Terapia (PAAT) es de ámbito nacional, pero desde 2012 tiene su sede en Salamanca. Su presidente, Francisco Javier Mateos, explica las dificultades que existen para la prestación de este servicio, que logra cambiar de forma drástica la vida de aquellas familias que consiguen uno de estos animales.
«Desde hace años, la ONCE está monopolizando este apartado. Nosotros, con muchísimo esfuerzo, estamos consiguiendo perros para gente que lo necesita mucho, pero lo hacemos de forma altruista: a base de llamar a la puerta de empresas privadas, administraciones… a base de mendigar para sacar recursos, porque los adiestradores de estos animales son de máximo nivel y el precio es alto. Hablamos de que adiestran perros de asistencia para que sean máquinas que nunca le fallen al dueño, que no salgan corriendo por un petardo, etc.», explica Javier Mateos, quien este lunes ofreció una charla en la Casa de las Conchas, organizada por el Ateneo de Salamanca.
La asociación PAAT ha conseguido perros de asistencia para todo tipo de usuarios, pero señalan que «los que más lo están solicitando últimamente son casos de autismo». Uno de los últimos usuarios atendidos fue una niña en Villamayor, un caso complejo: «Era una joven que no dormía, se autolesionaba, destrozaba la habitación… Se adiestró un perro específicamente para ella. La niña empezó a interactuar con el animal, se calmó y pasaba las 24 horas del día con el perro. Los padres lloraban de felicidad porque la niña cambió por completo».
Los adiestramientos son siempre específicos para cada solicitud. «Hay un punto de obediencia básica, pero luego hay unas rutinas específicas para las patologías de la persona que va a recibir el animal. Generalmente se utiliza el perro labrador, pero no hay una raza adecuada. Lo que importa es el individuo. En cualquier caso, el labrador es buen perro porque come mucho y, como se le adiestra en positivo, puedes pasarte muchas horas trabajando con él y avanzar mucho», apunta Mateos.
Los perros adiestrados deben tener cerca de un año para empezar a formarse, «porque un cachorro no aguanta ese nivel de exigencia». Los primeros tres meses se dedican a inculcar la obediencia, mientras que los siguientes seis u ocho meses son ya más específicos. «Hablamos de un gasto mínimo de 5.000 euros porque el adiestrador se pasa todo el día con el animal, y siempre tratando de que te hagan favores, como que te cedan un perro de una camada».
Al margen de los perros de asistencia, que se ceden en usufructo al usuario, están los perros de terapia. «Estos animales son los que posee el adiestrador para acudir a residencias geriátricas, hospitales, etc. Allí realizan servicios, pero siempre con el adiestrador. La verdad es que cada vez son más solicitados y también consiguen muchos avances entre las personas que reciben las terapias», apunta Francisco Javier Mateos.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.