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«Ha sido la peor Semana Santa desde la época de la covid y puede que, incluso, de los últimos diez años», afirma el representante de la Asociación Salmantina de Hostelería Silverio Vicente.
Días antes de comenzar la Semana Santa la noticia era que la media de ocupación -a tenor de las reservas- en los hoteles salmantinos era muy buena. La primera parte de las fiestas se había saldado con los hoteles al 80% y se espera rozar el lleno para los días fuertes desde el jueves hasta el domingo, pero no ha sido así por culpa del mal tiempo.
El problema es que el cielo no ha concedido un respiro. Ha llovido prácticamente todos los días de la Semana Santa, ocasionando la cancelación de numerosas procesiones, y manteniendo en vilo hasta última hora otras tantas. La consecuencia de esta climatología en el plano hotelero ha sido una cascada de cancelaciones.
«Realmente no llegó a estar todo totalmente reservado porque las previsiones ya decían que iba a hacer malo. Algunos hoteles no han llegado ni al 80% de reservas, pero es que sobre total luego ha habido muchísimas cancelaciones relacionadas con el frío. A falta de los datos definitivos, que extraeremos en los próximos días, ningún hotel habrá superado el 90% de ocupación media», apunta Silverio Vicente.
Se trata de cifras que, en un fin de semana cualquiera pueden considerarse positivas, pero tratándose de la semana más fuerte del año -junto con las Ferias y Fiestas- dejan un agujero en las cuentas. «Quitando los años de la pandemia, que apenas se viajaba, va a ser el peor balance de Semana Santa desde hace mucho tiempo», afirman.
Helena Lorenzo indica que «no diría que ha sido catastrófico, porque al final sí ha venido gente, pero es que han cancelado muchísimas personas».
Los responsables del sector hotelero en la Asociación de Hostelería recalcan que «este no es un producto que, si se anula, te deja la posibilidad de venderlo más adelante», sino que esa noche de hotel no consumida ya se pierde.
Respecto a las formas de gestionar las cancelaciones, depende del tipo de reserva realizada por el cliente. «Lo más habitual es que no suponga ningún gasto para el cliente. No es que se le devuelva el dinero, sino que nunca llegó a pagar. En algunos casos, si la cancelación la ha hecho en el mismo día, puede acarrear algunos gastos», explican.
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