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Filigrana de Alba. EÑE
La Filigrana, un arte en extinción

La Filigrana, un arte en extinción

Sólo queda un alfar abierto en Alba de Tormes, último vestigio de un oficio que fue un emblema de la villa ducal y que evita que se pierda la filigrana. Un arte que, gracias al trabajo de las expertas manos del alfarero, convierte miles de pequeñas piezas en auténticas joyas de barro.

Sábado, 13 de febrero 2021, 18:33

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HILO Y GRANO

La palabra filigrana deriva del latín "filum, -i", hilo o fibra, y "granum, -i", grano o pepita. Con esta imagen visual es más fácil entender qué es la filigrana, una técnica orfebre que ya era utilizada por pueblos como los etruscos y que consiste en rellenar con hilos finos formas huecas. A los salmantinos la filigrana no nos es desconocida: el botón charro es el más claro emblema de la provincia y el mejor ejemplo de esta técnica que los albenses adoptaron para dar a sus piezas de barro un aspecto único y muy personal que ahora está en peligro. Por eso la solicitud de declaración de Bien de Interés Cultural, aprobada por las Cortes de Castilla y León, alumbra una oportunidad para un arte que, si no se pone remedio, exhala su último aliento.

"La filigrana es algo único, exclusivo. Solo se hace en Alba", asegura Tomás Pérez, único alfarero con alfar abierto en la villa ya que el otro existente está ubicado en la vecina Terradillos. Son los dos únicos talleres que siguen abiertos en un oficio que en el año 1982 permitía que hasta ocho alfares subsistieran.

La filigrana albense surgió a mediados del siglo pasado como un modo de capear la crisis del sector. El vidrio y la porcelana empezaron a utilizarse en las viviendas y se fue perdiendo ese uso utilitario del barro. Con menos mercado y ventas, los alfareros albenses comenzaron a trabajar más la cerámica decorativa. Ahí surgió esta técnica exclusiva de la villa ducal que se ha arraigado como uno de sus signos de identidad. Consiste en una superposición en diferentes niveles de asas a piezas como botijos, platos, cántaros y todo tipo de figuras decorativas. Las manos del alfarero y pocas herramientas más son las que transforman el barro en auténticas obras de arte.

EL BARRO

El trabajo del alfarero comienza en los coladeros que hay en la villa. Un lugar donde la arcilla greda se bate, cuela, se deja reposar y orea para después sobarla hasta que es una masa manejable, con gran plastididad sin perder dureza. "Hasta en eso somos únicos porque utilizamos la arcilla de aquí, que es diferente a la de otras zonas", asegura Tomás. Después, una vez en el alfar comienza su transformación.

EL TORNO

El primer paso a la hora de elaborar una pieza es pasar por el torno, donde se da forma a la base. En pocos segundos Tomás transforma la bola de barro en la base de un botijo.

El movimiento de sus manos es fluido y perfecto sobre el rodal del torno, de esos que por haber sido repetidos millones de veces parecen sencillos. Con el alambre corta la pieza por la base y se deja secar para que pierda la humedad.

LA FILIGRANA

En este punto es donde se inicia el arte de crear la característica filigrana albense. Tomás comienza a elevar la decoración del botijo. Tira a tira va colocando pequeñas piezas curvas a modo de asas sobre la base del botijo. Es un proceso que se alargará durante días hasta que de con la altura prevista. "Hemos hecho piezas que nos han llevado más de un mes", asegura. Son las más espectaculares las más altas donde miles de pequeñas piezas se unen. Pero para hacerlas "hay que esperar a que cada nivel de decoración que ponemos se seque y poder continuar con el siguiente". Una vez está seca y lista toda la estructura hay que rellenar los huecos, así que comienza a poner adornos por debajo de cada pequeño arco. Racimos, espirales, flores, grecas, símbolos, figuras religiosas,... la imaginación del alfarero es lo que dará a cada pieza un aire diferente.

En este botijo Tomás va colocando pequeñas espirales enfrentadas, aunque más abajo ya tiene flores de lis y pequeños racimos. Una vez terminada la ardua tarea de crear esta red de figuras se deja secar. Es hora de decorarla.

El COLOR

Este es uno de los momentos más sorprendente para los profanos en este oficio ya que para "pintar" los dibujos que dan ese color característico a las piezas de filigrana el alfarero utiliza un aguamanil. Se trata de un pequeño recipiente de latón, muy parecido a una aceitera, con el que se va dejando caer el engobe elegido.

En Alba, la filigrana tradicional utiliza dos engobes naturales: la greda, de color más rojizo y el juaguete que es blanco. Este último es con el que Tomás comienza a decorar el botijo. Asegura que es fácil mientras va dando pequeños toques a la pieza de barro, diseñando una línea de puntitos que van formando un arco y que se repetirán por todo el botijo. El negro y el moteado de las piezas también se utiliza bastante en la decoración.

VIDRIADO Y HORNEADO

Una vez terminada la decoración, la pieza se vidria y después se hornea durante 15 horas. Al terminar, la obra ya está lista para su venta, con ese color y estilo tan característico del arte de la villa ducal.

Un proceso artístico que se lleva repitiendo durante siglos, ya que el arte de la alfarería en Alba se inició con los judíos, y que podría perderse ya que no hay relevo generacional. "Pueden desaparecer los alfareros, aquí ya solo quedo yo, el resto de los compañeros lo han ido dejando y esto se aprende desde niños".

Por eso, el proceso hacia su protección como Bien de Interés Cultural iniciado desde las Cortes puede ser el impulso que necesita el futuro de este oficio que tanto renombre y cultura ha dado a la villa ducal. "Es muy importante. Primero porque somos los únicos que hacemos esto y esperamos que con la declaración se dinamice el mercado, pero sobre todo se pueda garantizar su futuro", asegura Tomás.

Y es que la declaración de BIC podría traer planes formativos que permitan que jóvenes que no tienen vinculación con la alfarería puedan aprender un oficio que de una oportunidad al sector. La promoción también será fundamental para que la filigrana no se convierta en un arte que solo se pueda ver en un museo.

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