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Sondas en dos tanques para cargar 6 toneladas de agua en 12 segundos.
Aviones de los años 80, unos analógicos y otros digitales.

Entrenar en Matacán para ganar la batalla contra el fuego

Experimentados pilotos del 43 Grupo del Ejército del Aire, especializado en incendios, y dos aeronaves anfibias de Torrejón se instalan en la base aérea hasta octubre. Se ejercitan cada día y acuden a emergencias por todo el país

Martes, 14 de julio 2020, 22:13

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Desde el pasado 15 de junio la Base Aérea de Matacán de Salamanca cuenta con nuevos inquilinos. Hasta el 31 de octubre y coincidiendo con la campaña estival contra incendios forestales, Salamanca es una de las siete bases españolas donde se afincan temporalmente dos de los aviones anfibios, junto con 8 experimentados pilotos y 4 mecánicos de vuelo que van rotando por quincenas, así como diverso personal de tierra, todos ellos del 43 Grupo de Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire, denominado “Apagafuegos”, con base en Torrejón de Ardoz (Madrid).

Son los especialistas en las batallas más duras contra el fuego desde el aire. De lo mejor de Europa, como constatan sus colaboraciones en la lucha contra los trágicos incendios de Grecia, Portugal, Marruecos e Israel. España es uno de los países de Europa con más medios de extinción.

En España es el Ministerio de Medio Ambiente quien coordina a los equipos del 43 Grupo distribuidos por las bases de Baleares, Zaragoza, Málaga, Torrejón, Santiago de Compostela, Badajoz y Salamanca. En caso de incendio deben estar en menos de una hora allá donde les reclamen en la península. Aunque los dos Canadair CL-215 T con base en Matacán tienen como zona operativa inicial la región de Castilla y León, pueden desplazarse allá donde sea necesaria su ayuda.

El sofocante calor sumado a la sequedad del terreno y la profusa vegetación que este año creció sin control como consecuencia de las abundantes lluvias de primavera, hacen que el riesgo de incendios sea alto en buena parte de la provincia charra, con riesgo muy alto y en algunos puntos incluso extremo en la zona de las Arribes, suroeste y sureste de la provincia. Sin embargo es un misterio cómo se desarrollará esta campaña donde influye la fatalidad, las inclemencias de la naturaleza, la imprudencia de incívicos y la maldad de algunos delincuentes.

Por el momento, los dos apagafuegos de Matacán ya han volado a Orense y a León en lo que va de campaña de verano de 2020 para sendos incendios. Siempre bajo las directrices del Ministerio y en coordinación con el personal que trabaja en tierra y con otros medios aéreos que disponga cada Comunidad Autónoma.

El pantano de la Almendra en Salamanca es uno de los más habituales para la carga de agua, aunque no el único, ya que depende de la localización del incendio. Las 300 toneladas de agua que cada avión Canadair puede llegar a descargar en 9 horas son fundamentales para acabar con el fuego, minimizar daños en el medio ambiente y para bajar el nivel de las llamas y que el personal en tierra pueda avanzar en la dura batalla.

“Es desolador ver la tragedia desde el aire”

Su intervención es imprescindible para apagar pequeños incendios forestales, como para evitar que aquellos fuegos de gran magnitud avancen, enfriando los flancos laterales y los cortafuegos para minimizar el daño, así como reduciendo la altura de las llamas para que el personal en tierra pueda seguir avanzando y ganando terreno en una ardua batalla que por desgracia se repite cada verano.

La pericia, la experiencia y el control de los nervios es fundamental en estos pilotos militares a la hora de manejar un avión anfibio, todo manual, a contrarreloj y en condiciones muchas veces complicadas, tanto para la carga de agua como en la zona del incendio, bien por el fuerte viento o por la orografía del terreno, así como por el vuelo junto a otras aeronaves que trabajan en el mismo lugar, y a la hora de esquivar aves, cables y columnas de humo que pueden dañar el avión.

“Es un vuelo en el que se suda mucho. Hay mucho trabajo en cabina. Es un vuelo activo con adrenalina y en el fondo es un poco adictivo”, confiesan los tenientes José Manuel García y Nico Pérez, del 43 Grupo que en esta quincena operan en Matacán y que reconocen que escogieron su destino por “la misión”. Recuerdan incendios complicados en el sur de Toledo y en Portugal. “Es desolador ver la magnitud de los fuegos desde el aire”, admite el teniente Pérez.

Trabajan un día sí, otro no aunque localizables, durante una quincena antes de rotar a otra base de esta campaña. Siempre con el teléfono operativo. Si reciben una llamada del Ministerio saben que en 30 minutos tienen que estar en el aire. Antes de subir al avión ya han planificado el embalse o áreas para cargar agua más cercanas al incendio, evaluando el viento, nivel del agua, si hay bañistas o embarcaciones... Pueden pasar 9 horas en el aire de actuación al día y si hay un embalse cercano pueden realizar hasta medio centenar de cargas de agua. Las 6 toneladas de agua las descargan a una velocidad de 200 kilómetros por hora, aunque a muy baja altura para evitar que con el calor de las llamas se evapore. Lo más complicado, explican, las cargas y descargas con turbulencias o corrientes térmicas que pueden modificar la velocidad de la aeronave en 40 km/hora. Los apagafuegos del 43 Grupo suelen actuar en formaciones de 3 a 8 aviones, según la magnitud del incendio, siempre de forma coordinada y en carrusel para que no cesen las descargas.

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