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Jornadas de conversación en Cruz Roja con refugiados ucranianos. Eugenio (camiseta blanca) escucha con atención. ALMEIDA
“El lugar donde viví ya no existe”: las cenizas de la memoria de Jersón

“El lugar donde viví ya no existe”: las cenizas de la memoria de Jersón

Del recuerdo de su vivienda no queda nada. Todo se destruyó cuando las tropas rusas invadieron la ciudad. Eugenio, al igual que otros 45 ucranianos acogidos por Cruz Roja, trata de volver a empezar en Salamanca

Domingo, 21 de agosto 2022, 21:21

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Seis meses después de que arrancara la mayor emergencia humanitaria desde la II Guerra Mundial, los refugiados ucranianos tratan de mirar hacia adelante. No pueden olvidar. Allí siguen parte de sus familias, aquellos que se resistieron a huir y dejarlo todo atrás o que simplemente no pudieron escapar. Tratan de iniciar un nuevo camino en Salamanca. No es fácil. “Mi casa en Jersón, el lugar donde viví ya no existe. No queda nada que pueda recordar. Todo está destruido y no hay edificios. En realidad, no hay nada”, explica Eugenio, uno de los 46 refugiados ucranianos acogidos en alojamiento de emergencia gestionado por Cruz Roja.

Es gerente de un hotel. En la mesa de conversación para profundizar en el español se va aprendiendo a la vez que se recuerda. Hay abogados, ingenieros, enfermeras... “Todos ellos trabajaban en Ucrania y eran autosuficientes. Tras seis meses a la espalda sin sentirse útiles, cada vez les pesa más”, detalla Montserrat Hernández, responsable del programa de migrantes y refugiados de Cruz Roja. Eugenio pudo huir de Ucrania hace tres meses junto a su novia tras recorrer miles de kilómetros. “Cuando vimos a los rusos en la frontera, decidimos irnos... No podíamos esperar y salimos a través de Crimea”. A sus amigos en Kiev les habían puesto un fusil entre las manos por primera vez. “Es extraño y peligroso. Tratamos de no hablar mucho de ello”, responde de forma sucinta. Sus padres viven en la península de Crimea en una zona que vive con la “amenaza de la guerra”, pero con aparente tranquilidad.

Cruz Roja comenzó con la acogida el 24 de abril. En el dispositivo de emergencia han vivido 66 personas —44 adultos y 22 menores de edad—, de las que a día de hoy quedan 46. Familias que decidieron volver a Ucrania, otros que han trasladado su residencia a terceros países con mayor facilidad con el idioma, o a otras ciudades españoles que tuvieran más facilidades con el empleo. En ese proceso de toma de decisiones, la ONG acompañó para la reagrupación familiar o por disponer de perspectivas de inserción laboral vinculadas a su formación y experiencia. También se ha asesorado a 165 desplazados ucranianos que han recibido información de la asesoría jurídica y de las ayudas de emergencia.

La organización humanitaria pretende activar la segunda fase de acogida (autonomía en viviendas alquiladas) del programa con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Eugenio traslada esa necesidad de autonomía. “Lo más importante que yo quiero tener es un empleo. Agradezco mucho la ayuda que hemos recibido de Cruz Roja, pero en realidad lo que quiero es empezar mi vida con un trabajo y un piso. Hay refugiados con muchos niños de Siria y Afganistán que necesitan más esta ayuda. Agradezco que nos ayuden, pero no quiero vivir de ayudas”, reconoce tras tener experiencia en múltiples trabajos como gerente, pero también con experiencias de almacenes como traductor de ruso, inglés y en diversidad de tiendas.

Aunque la organización humanitaria está trabajando con las familias de origen ucraniano en procesos de búsqueda de empleo para la inserción laboral y la búsqueda de vivienda, se ha hecho un llamamiento al apoyo de la red empresarial y a la colaboración de la ciudadanía propietaria de viviendas en alquiler —para ambos procesos pueden ponerse en contacto con salamanca@cruzroja.es y el teléfono 923221032—.

Eugenio no tiene planes a corto plazo de regresar a Ucrania. “Es posible que algún día vuelva, pero no puedo estar seguro allí y es peligroso para mi familia”, asume. Tiene un español fluido en el que apenas se toma tiempo para construir las frases. Reconoce que Salamanca le gusta mucho y que es un buen punto donde iniciar una nueva vida “siempre que acabe encontrando un trabajo”.

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