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Oficina de objetos perdidos de la Policía Local de Salamanca. ALMEIDA
El ‘limbo’ de los objetos perdidos en Salamanca

El ‘limbo’ de los objetos perdidos en Salamanca

Cerca de 3.000 documentos identificativos, llaves, gafas, prendas de ropa y una larga lista de artículos son entregados cada año en la Oficina de Objetos Perdidos de la Policía Local, un servicio tan útil como desconocido por la ciudadanía. En el último ejercicio, solo una cuarta parte de sus propietarios llegaron a recuperarlos.

Sábado, 9 de octubre 2021, 14:08

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Del perchero cuelga un bolso plateado de una prestigiosa marca con un móvil y algunos objetos personales. Lo encontraron en la calle la noche anterior, empapado. La madrugada fue lluviosa, y por eso lo han puesto a secar. Es el penúltimo objeto que ha entrado en la oficina. El último, una cartera de tela azul con documentación y 15 euros en efectivo. Es un martes por la mañana y durante la siguiente hora y media sonará varias veces el teléfono. Son ciudadanos que preguntan por objetos que extraviaron, con la secreta ilusión de recuperarlos.

Las dependencias situadas en el edificio de la Policía Local en la avenida de la Aldehuela custodian durante dos años los objetos que los ciudadanos entregan tras ser hallados en los espacios públicos. Es el bazar del olvido. Ordenados escrupulosamente por tipos y fechas de entrega, una impensable variedad de objetos esperan que su dueño los reclame. En caso de que el plazo de espera expire, les aguarda el reciclaje, la donación o la destrucción.

El pasado año 2020 la Oficina gestionó 2.399 expedientes de objetos perdidos. La pandemia y los confinamientos redujeron el 83% las cifras del año anterior. De todos los objetos recogidos, 530 pudieron ser devueltos a sus propietarios. Cerca de una cuarta parte de los hallazgos depositados eran DNI. Les siguen a a gran distancia, y por este orden, llaves de casa, carteras, tarjetas bancarias, gafas, llaves de vehículos, otros tipos de carnés y documentación, móviles, bolsos, paraguas, mochilas guantes, carpetas... hasta cochecitos de bebé o un martillo neumático. La lista es interminable.

Cada ciudadano que deposita un objeto en la oficina formaliza un pequeño impreso, con copias para cada parte, en el que se hacen constar la identidad del depositante, descripción del objeto y las sucesivas personas responsables de su custodia hasta que se devuelva a su propietario o sea desechado. Tras ser oportunamente desinfectado —las reglas de la covid— se deposita en su lugar correspondiente. “Garantizamos que se abre un expediente de cada objeto que entra, da igual el valor que pueda aparentar”, apunta Pedro, oficial al frente de la Oficina de Objetos Perdidos de la Policía Local de Salamanca. “No se tira nada, excepto los alimentos perecederos”.

Los autobuses de Salamanca de Transportes, los de línea, los taxistas, empleados de la limpieza municipal, ADIF y alguna cadena de supermercados y centros deportivos son suministradores habituales de objetos olvidados, que llevan periódicamente en sacas. “En una semana nos han llegado a traer de los autobuses urbanos hasta 153 objetos. “Fue la primera semana que entré aquí y me dije: ‘me quiero morir’, bromea Pedro, quien admite que hay labores menos urgentes, como la destrucción de tarjetas que ya han esperado lo suficiente, que no pueden realizarse por falta de tiempo. “Antes trabajaban cuatro compañeros aquí; ahora estamos solo dos y estamos hasta arriba”.

Mientras Pedro explica la organización de la oficina, su compañero Juan introduce en el ordenador las fichas de los últimos objetos que han entrado, con su descripción, fecha de entrada y procedencia. Pese a que muchos documentos recibidos incluyen datos personales, la Policía Local no puede compartir bases informáticas con otros cuerpos. “Eso es un lastre para nuestro trabajo”, lamenta Pedro. Las bases de datos propias de la Policía Local y el Padrón municipal sí ayudan en algunas ocasiones a localizar a los titulares. En otras, la documentación personal que contiene una carpeta encontrada puede ser devuelta contactando con un hospital o una compañía sanitaria. “¿Buscar por Internet? Ojalá tuviésemos más tiempo para eso...”.

Fuera del horario de atención al público (lunes a viernes de 9 a 14 horas), un buzón exterior en el edificio recoge las aportaciones que llegan el resto del día. Terminarán en su correspondiente estantería o cajón de la oficina. Los objetos más voluminosos, como maletas o bicicletas, y las entregas más antiguas se almacenan en otra sala, en el sótano del edificio. Y los más valiosos se conservan en cajas fuertes.

La Oficina informa también por teléfono en el 923 27 91 95 a quien desea preguntar por si alguien encontró y entregó sus llaves o su cartera. Para ello, el interesado deberá describir el objeto con detalle. Y si hubiera dudas, le invitarán a acercarse al local para despejarlas. Si el ciudadano olvidadizo no puede desplazarse, se le ofrece autorizar por escrito a otra persona para que lo haga o, en último caso, se le envía el objeto a su casa. Una vez que abone los costes del envío, lo recibirá en uno o dos días. En 2020, 60 de los 530 objetos entregados se hicieron llegar a sus dueños por este procedimiento, y nueve de ellos viajaron a países extranjeros.

DERECHOS Y OBLIGACIONES

El latido de la Oficina confirma algo que parece evidente: los fines de semana y las fiestas son los momentos en que perdemos más cosas. Por eso los lunes se dispara el trabajo. “El pasado tuvimos 100 entrevistas entre presencial y telefónicas. Fue un récord, una cosa de locos”, dice el oficial.

¿Y qué pasa cuando a los dos años nadie ha reclamado un objeto? Según el Código Civil, si quien lo halló no renunció expresamente a sus derechos, puede reclamarlo. Como el conductor de autobús que en febrero de 2017 encontró 8.000 euros en su vehículo y los entregó a la Policía Local. Dos años después fue noticia en LA GACETA porque nadie los había reclamado. “Todo lo que se puede aprovechar, como artículos o ropa en buen estado o gafas, se envía a alguna de las ONG y entidades benéficas con las que colaboramos. Hemos enviado cerca de 200 gafas a África. Los documentos, por su parte, van a la trituradora y de ahí al Punto Limpio. Los móviles, en cambio, no son reutilizables por la Ley de Protección de Datos. Contienen mucha información sensible. ¿Y quien se ocuparía del limpiado y vaciado?”.

En caso de que extraviemos un objeto, desde este departamento recomiendan dejar pasar unos días para que dé tiempo a que sea encontrado y entregado, así como espaciar las futuras consultas. Los lunes y los viernes son los días más adecuados para acudir en busca de novedades.

Los responsables de la Oficina recuerdan la obligación que como ciudadanos tenemos de entregar a las autoridades un objeto que encontramos en un espacio público. “Y cada día que tardan están perjudicando a otro ciudadano que lo extravió”. Los funcionarios apelan a la empatía de la gente. “Tenemos que tener en cuenta que lo que para alguno de nosotros puede ser basura, para otra persona quizás es un tesoro”. Y Pedro muestra un trozo irregular de madera, tal vez a medio tallar, que fue olvidado en un autobús y que se guarda en un estante perfectamente envasado e identificado. Mientras tanto, a pocos metros, su compañero Juan llama a un estudiante para notificarle que se ha recibido su carné de la Universidad y que puede pasar a recogerlo cuando desee. “Que la gente sepa —concluye Pedro— que existe esta Oficina y que no debe dar nada por perdido”.

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