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Pedro Bautista, educador canino en Salamanca destaca una serie de consejos para evitar ser atacado por un perro como en el suceso de Roales del Pan, en Zamora: guardar la calma, no salir corriendo, tratar de huir lentamente y mantenerse verticales. «También es importante llevar un palo o bastón cuando se sale a pasear por caminos como la joven, pues así se separa la distancia con el animal», detalla.
«Los perros de pastoreo poseen un instinto de protección, en este caso, su trabajo era cuidar de una explotación ganadera de ovino y es normal que ladren como señal de advertencia cuando alguien se acerca a su territorio, pero de ahí a protagonizar una agresión se tienen que dar varios factores», explica Pedro Bautista, el director técnico del Club Canino Baucan, en referencia al caso de Arancha, la joven zamorana de 27 años que ha perdido la vida este lunes tras sufrir el ataque de un grupo de perros en un camino entre Roales del Pan y La Hiniesta, en Zamora.
El salmantino lleva casi 20 años dedicándose al mundo del adiestramiento de animales y es experto en agresividad, reactividad y perros de trabajo. Para él, la falta de socialización y el concepto de manada pudieron ser dos de los motivos que llevaron a los animales— tres mastines adultos, dos perros de carea adultos y dos cachorros de esa última raza— a protagonizar el fatal desenlace: «El periodo crítico de un cachorro para que aprenda socialización es de los 0 a los 6 meses. En este tiempo tienen que relacionarse con otros animales y humanos para prevenir la aparición de problemas del comportamiento, como pueden ser la agresividad o el miedo, cuando sean adultos».
Según el adiestrador, lo más probable fue que los canes actuaran en «concepto de manada». «Los carea son perros más pastores, se encargan de mover a las ovejas y no suelen ser agresivos, sin embargo los mastines sí pueden llegar a serlo si no han tenido contacto con humanos. Puede ser que los mastines comenzasen a atacar y después entrasen los otros al estar en manada», detalla Bautista.
Arancha, graduada en la Universidad de Salamanca y enfermera de profesión, iba sola de paseo y fue su madre quien la encontró cuando ya había sufrido el ataque y comunicó telefónicamente lo ocurrido al padre, que a su vez dio aviso a los servicios de emergencias y a la Guardia Civil a las 18:20 horas. Los animales fueron localizados y capturados por el Seprona, mientras que también se identificó a su propietario, que ya ha prestado declaración como supuesto autor de un homicidio imprudente, pero por el momento no está detenido ni ha sido puesto a disposición judicial porque no han concluido las diligencias de la Guardia Civil que se remitirán al juzgado.
El educador salmantino piensa que estos animales han protagonizado situaciones similares con otros viandantes anteriormente, porque algo así «no pasa de un día para otro». «Puede que en otras ocasiones la persona haya ido con un bastón, un palo o una bicicleta y no se haya caído al suelo, como le pasó a la joven. En ese momento, los perros entraron en un momento de agresión ante una presa más indefensa y vulnerable», asegura.
Por otro lado, Raúl Flores, el delegado de Arrecal (Asociación de rehalas regionales) en Salamanca cree que la aparición de cachorros en el lugar pudo fomentar, en parte, la brutal agresión. «Cuando un animal está recién parido, herido o con sus crías es más agresivo por naturaleza». Asimismo, relata que a los rehaleros le perjudican «bastante» este tipo de noticias.
El alcalde de Roales del Pan, David García del que era la joven fallecida, vincula el suceso con la proliferación de lobos en la zona y señala que los perros tienen «sus instintos», especialmente cuando son de campo y tienen «un trabajo extra» por la proliferación de fauna salvaje. También se pregunta dónde estaba el dueño cuando se produjo el ataque y recuerda la obligación de que estuviera con ellos cuando estos estaban fuera del cercado.
Este caso recuerda la muerte de un hombre en un camino de Santa Marta cuando fue atacado por unos perros en febrero de 2017. Así como la mujer asaltada el 7 de noviembre de 2021 por tres canes a escasa distancia de su casa en Valdehijaderos. Este se trató del segundo ataque en la provincia en apenas diez días. El 28 de octubre de ese mismo año, un rehalero de 65 años y de Ledesma murió por las mordeduras de sus perros en una finca de Aldearrodrigo cuando acudió para alimentarlos.
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