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Estación de ferrocarril de Fuentes de Oñoro. CASAMAR
La lenta agonía de la cafetería de la estación de Fuentes de Oñoro: “Por aquí ya no pasa nadie”

La lenta agonía de la cafetería de la estación de Fuentes de Oñoro: “Por aquí ya no pasa nadie”

Primitivo Bustillo, que regenta el negocio, el último reducto de vida desde hace décadas, cerrará sus puertas al público muy pronto

Miércoles, 6 de abril 2022, 11:09

Un resquicio de vida sobrevive a duras penas en el seno de la agonizante estación de ferrocarril de Fuentes de Oñoro: la cafetería que regenta Primitivo Bustillo, aunque no por mucho tiempo. “La conexión Lisboa-Madrid está pendiente, quizá tampoco se recupere, porque no saben si quieren seguir pasando por aquí; cuando terminen las obras de electrificación, ya se verá”.

Aunque las instalaciones están en buen estado por fuera y por dentro, hay signos inequívocos que ponen de manifiesto el desuso de la misma, y que Primitivo conoce muy bien. “Está lleno de nidos de golondrina; yo me encargo de quitar el que está justo en una de las puertas de mi establecimiento; los demás, ahí quedan”, señala, revelando cómo la vida se abre camino ante la ausencia del ser humano.

“Entre el 1980 y 1985 fueron eliminando los trenes”, recuerda el oñorense, que asegura que “ha llegado la hora de irse a casa”, explicando que abandona pronto su labor en la cafetería y se jubila, dejando así atrás el último aliento de vida en el inhóspito entorno ferroviario.

Al hostelero, que tiene alquilada la cafetería de esta estación de Adif, le resulta imposible no llamar la atención sobre el hecho de que mientras la naturaleza conquista los andenes, el reloj de la vía se ha detenido. No sabe cuándo sucedió, pero afirma que fue mucho antes de la pandemia.

Tan solo el personal acude ahora a la misma para mantenerla en condiciones, ya que los eternos mercancías hacen aparición constante. Al contrario que en otras localidades, este es el único uso que se le da a la estación de Fuentes de Oñoro, propiedad todavía de Adif. “No se usa para ninguna otra cosa; aquí no hay actividades, no se reinventa ni convierte en otra cosa”, sostiene. Desde que no pasan vagones cargados de algo que no sea inerte, la vida de Fuentes de Oñoro bulle en la carretera principal, junto a la frontera, donde aún se viaja en coche, un transporte que no decae ni con el encarecimiento de los carburantes.

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