Borrar

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Quiero pensar que quienes introdujeron en España las llamadas primarias mediante las cuales se elige a los líderes de los partidos no sabían lo que hacían, porque este sistema endogámico y plebiscitario sólo conduce al caudillismo. Y es que las primarias españolas no se parecen en nada a las norteamericanas: aquí votan casi exclusivamente los afiliados o “militantes”, cuyos intereses y pensamientos se parecen a los votantes de esos partidos como un huevo a una castaña.

Los elegidos en primarias -a la vista está- se han convertido en propietarios de sus partidos, sobre todo en el caso del PSOE, auténticos caciques que disponen de vidas y haciendas. Las últimas primarias, que “volvieron” a Sánchez a la Secretaría general, han conseguido crear un mandarinato, donde el ganador ha obtenido “legitimidad” para hacer lo que le da la gana... y lo primero que hizo fue marginar a quienes no le habían votado (por eso diputados y senadores se han quedado sin voz), es decir, a la mitad del partido, despilfarrando así material humano “sin medida ni clemencia”. En suma, que no merece la pena realizar primarias, pues no traen sino divisiones internas, “limpiezas étnicas” e hiperliderazgo, a la vez que eliminan cualquier debate interno.

Cuando se oye a Sánchez, uno tiene la sensación de que está subido en su puesto y dispuesto a seguir allí a cualquier precio, incluido el de echar a la irrelevancia a todo el PSOE estrellándolo contra una realidad social y política que no necesita de aventuras populistas ni extremismos. Una irrelevancia, eso sí, de izquierdas y agarrada a dos palos populistas: Podemos y los separatistas. Una nueva mayoría dispuesta a destruir el Estado. Claro que la pésima situación actual viene ya desde la Ley Orgánica de Partidos (LO 54/1978), que, a pesar de sus reformas, se limita a enumerar criterios generales que a nada comprometen. La regulación de la actividad de los partidos quedó tan al albur de sus Estatutos que en los estatutos actuales del PSOE se ha eliminado cualquier debate interno.

Otra pieza fundamental es la Ley electoral, que tiene su origen en el RDL 20/77 de 3 de marzo de 1977, previo a las primeras elecciones generales. Su opción básica son las listas cerradas y bloqueadas; la elección de los candidatos quedó en manos de los aparatos directivos. Pues bien, algunos ingenuos pretendieron reordenar todo el sistema introduciendo elecciones primarias, creyendo que ello conducirá ipso facto a la democratización de los partidos. Nada más falso.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios