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ARBOTANTE

Bloqueo

Miércoles, 5 de julio 2023, 05:30

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Quienes crecimos con las películas de La Guerra de las Galaxias, aquellas primeras de George Lucas antes de que la franquicia se entregase al paroxismo comercial, nos sentimos inevitablemente atraídos por cualquier tipo de asambleas formadas por países, naciones y razas, en las que cada uno es único y diverso, en las que nadie habla el mismo idioma que el de al lado pero todos se entienden en torno a un conjunto cerrado de valores comunes que los hacen fuertes como unidad frente a la agresión de cualquier tipo. No creo que sea un sesgo cultural, sino más bien un paso evolutivo superior al nacionalismo. La Unión Europea es algo de eso, aunque bajado al prosaico planeta Tierra y rebajado al eterno roce del zoco en el que todo se negocia. Aún así, sigo siendo firme partidaria. Lo mejor que tenemos, con mucha diferencia.

El caso es que, ahora que Pedro Sánchez se ha saltado esa regla no escrita según la cual, por un mínimo respeto a los socios, no se convocan elecciones durante la presidencia por turno del Consejo Europeo, y pongo cuidado en decirlo bien para evitar que Araceli Mangas me largue una colleja de mil quinientas palabras, en el Senado Galáctico hay cierta inquietud por saber quién ocupará realmente esa presidencia rotatoria. Las delegaciones bloquean contactos y borradores a la espera del dato el 23 de julio con preocupación. Este semestre han de tomarse cruciales decisiones, por ejemplo sobre una nueva forma de entender los límites a la deuda o sobre cómo moldear la política de inmigración y refugiados, a la que se resisten todavía varios países con todas sus armas constitucionales, como el caso de Polonia, que convocará incluso un referéndum. Hay que establecer para ya una nueva red comercial con terceros, hay que reindustrializar el continente en la tecnología del siglo XXI y hay que gestionar una guerra en Ucrania que amenaza con enquistarse. Y la espera, como el calor, causa irritación. También irrita que Sánchez, tras dinamitar la presidencia con la convocatoria electoral, no se aparte a un lado y siga dando mítines sobre las claves del semestre. Imaginen el berrinche de los gobiernos que tenían apalabradas posturas con España y ven ahora esfumarse esas alianzas, mientras Pedro Sánchez le pasa la pelota a las instituciones españolas, que a diferencia de él «van a estar a la altura de las circunstancias». El hecho de que Feijoo haya hecho público de forma anticipada su equipo de Exteriores con nombres bien conocidos en Bruselas ha calmado un poco las aguas, pero los contactos siguen igualmente bloqueados. Al menos con España, porque el resto sí sigue amasando consensos al margen de la presidencia. A estas alturas, España debería estar siendo buscada y requerida, pero se prescinde de nosotros, ocupados como estamos en nuestra propia batalla contra el lado oscuro de la fuerza.

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