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Matías García Miguel, de San Felices de los Gallegos, en su poema “Los Montaraces”, dejó dicho:

“Hoy no hay mejor canonjía / que poder guardar la dehesa / de una señora condesa / en una montaracía. / En estos pingües destinos / como en Castilla se usa, / los montaraces de escusa, / tienen cabras y cochinos, / y encima de un altozano / habitan un caserón / ejerciendo en la región / un dominio soberano. / ¡Qué vida más campechana / y más llena de alegrías / la de las montaracías / de la tierra castellana! / En las visitas reales / organizan escuadrones / de montaraces rumbones, / con los trajes regionales. / Pues toda montaracía, / en Castilla, la riqueza / custodia es de la nobleza / que sirve a la monarquía”.

Gabriel y Galán exaltó su figura cuando al final de los versos dedicados a “Mi Montaraza” dijo:

¡Pedid en justa porfía / que me conceda el Destino / la mano de Ana María / y aquella montaracía / de Carrascal del Camino!”

En la visita de la Infanta Isabel a Salamanca el 29 de mayo de 1888, la escoltan 20 charros a caballo desde la Estación hasta el Palacio de Castellanos en la calle de san Pablo.

Cuando la venida de Alfonso XIII en 1904 integran la cabalgata los charros : Juan Sánchez, de Carreros; Andrés Sánchez, de Coquilla; José Sánchez, de Llén; Alfonso Aparicio, de Vitigudino; José María Galache, de Villavieja; Manuel Sánchez, de Coquilla; Victoriano García, de Quejigal; Nicomedes Sánchez, de Doñinos y Cesareo Angoso, de Villoria de Buenamadre, que rodearán la carroza real, junto a multitud de montaraces de los terratenientes, con bandoleras en sus pechos, armados con tercerolas sobre briosas cabalgaduras de lujosa manta en el ataharre, bajo las órdenes del duque de Tamames. El día 28 de setiembre se concentran en el patio de la Diputación los charros que forman la escolta regia y al día siguiente acompañan al Rey cuando abandona Salamanca tras la corrida.

En la visita de la princesa Pilar de Baviera como Reina de la Fiesta, en que actuará de Mantenedor Jacinto Benavente el 15 de setiembre de 1912, el escuadrón charro les da la bienvenida y les acompañan los montaraces de las Casas de Emigdio de la Riva, Argimiro Pérez Tabernero, marqués de Ivanrey, duque de Fernán Nuñez, marqués de Puerto Seguro, Emilio García y García, Enrique Esperabé y Leopoldo Losada.

En octubre de 1922 el Rey y la reina Victoria Eugenia son recibidos en la Estación por “la cabalgata charra de aspecto severamente señorial que desfila al galope ante el landó real”.

En nueva visita de Alfonso XIII, alojado en el palacio de Monterrey, el 25 de mayo de 1928, con motivo del VI centenario del nacimiento de Fray Luis, tuvo por escolta a jóvenes ganaderos charros a caballo.

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