La locomotora fantástica

Los de Santiago Abascal hicieron ayer balance de sus cien primeros días en el Gobierno de Castilla y León y no se anduvieron con chiquitas. Resulta que, gracias al esfuerzo conjunto de ‘sus’ tres consejerías (Industria, Comercio y Empleo, Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural y Cultura, Turismo y Deportes) la Comunidad autónoma se ha convertido en poco más de tres meses en la “locomotora de España”.

Como lo oyen, o mejor dicho, como lo leen. Usted y yo no nos hemos dado cuenta, tenemos la sensación de que poco o nada ha cambiado para mejor desde la toma de posesión de Gallardo, Mariano Veganzones, Gonzalo Santonja y Gerardo Dueñas, pero a juicio de los verdes se ha producido un verdadero milagro, y de ser una región marginal y marginada, hemos pasado por arte de birlibirloque a ejercer de motor de la economía nacional.

¿Cómo y cuándo se ha producido semejante prodigio? Pues, según la nota emitida ayer por Vox, la clave está en las cifras de empleo de julio, que han sido bastante buenas (dentro de su modestia) con una reducción de 31.000 parados, y en un incremento del número de sociedades que en junio eran un 16% más que un año antes. Dicen los verdes que no se conforman con esas cifras y que en los próximos meses seguirán fomentando la empleabilidad y rebajarán los impuestos por la inscripción de nuevas empresas, lo cual está muy bien.

Lo cierto es que el arranque del verano suele ser una buena época para el empleo en Castilla y León y que esta Comunidad siempre ha tenido un nivel de paro más bajo que el resto de España. En los ciclos malos vamos un poco mejor que los demás, aunque también tardamos más en recuperarnos, porque nuestra economía es menos dinámica. Y la creación de sociedades mercantiles... digamos que no es el mejor baremo para pulsar el nivel de desarrollo de una autonomía. Lo importante sería que llegaran grandes empresas que crearan un volumen de empleo importante, y de eso, por el momento, nada.

En ese triunfal balance de Vox se anuncia también que la consejería de Industria, con Veganzones al frente, destinará 150.000 euros a la contratación de parados para sustituir a “trabajadores por cuenta ajena que disfrutan de determinados derechos en materia de conciliación familiar” (traducido al lenguaje llano, mujeres con baja maternal). Pues bien, si Castilla y León cerró diciembre de 2021 con una población de 2.376.739 habitantes, de esos 150.000 euros tocamos a quince céntimos por cabeza. Lo justo para comprarnos una gominola y media. No parece que con eso vayamos a salir de pobres ni que se vaya a producir una revolución en el mundo del trabajo gracias a las nuevas facilidades para la conciliación.

En estos cien días Vox no ha revolucionado Castilla y León. Tampoco lo esperábamos. Nos conformamos con que no la hayan destrozado, aunque algunos intentos ha habido, con esos ataques al diálogo social, el anuncio del fin de la discriminación positiva a favor de la mujer en las ayudas que conceden sus tres consejerías o la chocante propuesta de utilizar a los parados para extinguir fuegos o de celebrar conciertos benéficos para recaudar fondos con destino a los damnificados por los incendios.

Lo que sí han conseguido Gacía-Gallardo y sus consejeros es marcar territorio e imprimir sello propio a ‘su’ parte de la Junta. Tanto que comienza a dar la impresión de que el Gobierno regional está partido en dos y que una parte, la liderada por Mañueco, ni conoce ni comparte lo que hace la otra. El balance triunfal y unilateral de estos primeros cien días constituye una buena prueba de ello.