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DE CALLE

Euforia frente a desánimo

En el PP reina un ambiente peligroso de euforia, mientras los socialistas no confían ni siquiera en un milagro antes del 23-J

Jueves, 13 de julio 2023, 06:00

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Quizás por primera vez en democracia no hay discusión posible sobre el resultado de un debate entre los dos candidatos a presidente del Gobierno. Ganó Feijóo, y por goleada. Algunos han descubierto por fin la verdadera cara de Sánchez, su faceta de político faltón, chulo, irascible y torpe. Nunca ha sido un político inteligente, sino un oportunista sin escrúpulos. Muchos le considerábamos un tipo listo pero malvado, pero tras el cara a cara del pasado lunes hay que dudar también de esa supuesta listeza. Otros han descubierto que el gallego es un político audaz y que su templanza no es incompatible con la bravura cuando se requiere.

El revolcón sufrido por Sánchez es de los que hacen pupa y tiene consecuencias palpables sobre la evolución de la campaña electoral. Los primeros sondeos ya reflejan un crecimiento de los populares mientras los socialistas caen con fuerza, pero la onda de la derrota seguirá provocando deserciones entre los simpatizantes del sanchismo hasta el mismo día de las elecciones.

En el PP reina un ambiente de euforia motivado por la brillante actuación de Feijóo. Un optimismo que los militantes y cargos populares deberían moderar para seguir trabajando con la misma intensidad, porque no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo. «Dar por ganadas unas elecciones es la mejor manera de perderlas», avisó ayer con toda la razón Fernández Mañueco. Los populares de Salamanca ven ahora casi seguro el tercer escaño de los cuatro que están en juego, mientras que en el PSOE local cunde el desánimo, aunque lo disimulen, y para Vox la aspiración de lograr un diputado está cada vez más lejos.

Buena muestra de esa euforia no contenida son las inclementes declaraciones realizadas ayer por García Carbayo, que llamó «Pinocho», «buscavidas» y rastrero» a Sánchez, aunque también advirtió que, como tal, es ahora más peligroso que nunca.

En todo caso, en Ferraz parecen haber renunciado a cualquier posibilidad de victoria y su objetivo se limita ahora a que el PP necesite de Vox para gobernar, porque nada hace prever que puedan repetir el Gobierno Frankenstein que hemos sufrido durante los últimos años. Un Ejecutivo con Abascal y otros dirigentes verdes 'empotrados' en algunos ministerios les permitiría plantear una oposición contundente, empezando por incendiar la calle para provocar un peligroso ambiente de enfrentamiento político y social.

Abascal también ha quedado tocado tras la irrupción de Feijóo como auténtico líder de la operación «derribar el sanchismo». Su posición obstruccionista en Murcia le está pasando factura porque sus adeptos no entienden la cabezonería de bloquear un ejecutivo del PP solo por exigir cargos. Además, el voto útil en el centro derecha ha quedado muy claro en favor de Feijóo.

Con Sánchez a la baja, el votante de izquierdas se va a desviar en alguna medida hacia la comunista camuflada Yolanda Díaz, pero la suma de ambos no va a crecer, sino al contrario, por la mayor división de las papeletas. Un drama para ellos.

Pocos socialistas confían en un milagro de aquí al 23-J. Los ánimos están decaídos y se notó ayer en la rueda de prensa de los salmantinos Kevin Pérez y Elena Diego, muy comedidos en sus críticas a la posible coalición del PP y Vox. Justo lo contrario de Luis Tudanca, que acusó a populares y verdes de querer imponer la censura en España, a pesar de que quien ha vetado a periodistas críticos en Moncloa ha sido Sánchez y quien ha patinado proponiendo 'por error' expulsar de la profesión a los plumillas no adeptos ha sido su socia Díaz. Y es que resulta muy difícil atinar cuando todavía estás temblando.

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