Desmontar el tinglado
La cabeza de Tezanos será el primer golpe de piqueta para acabar con las políticas de extrema izquierda y la ingeniería social de Sánchez
La música del programa de Gobierno de Alberto Núñez Feijóo suena bien. Tiene el aroma de sensatez que desprende el gallego en todas sus intervenciones, incluyendo las de esos programas de la farándula que ahora parecen ser el no va más del marketing electoral.
Lo primero que hará Feijóo será destituir a Tezanos y poner al frente del CIS a un profesional independiente, o que al menos lleve cinco años sin cargos en partidos o sindicatos. Solo por evitar el ridículo mundial de los platos sociológicos precocinados por Tezanos merece la pena un cambio de Gobierno. Y miel sobre hojuelas si esa misma norma se aplica al Instituto de Estadística (INE), Televisión Española o Correos, todos ellos organismos estatales asaltados por el Ejecutivo y puestos al servicio Su Sanchidad.
La promesa de despolitizar el poder judicial es un viejo clásico, pero desde la llegada de Sánchez a La Moncloa se ha convertido en una urgencia. Solo falta que el gallego no haga como su paisano Mariano Rajoy y se olvide de su compromiso al saborear las mieles del nombramiento de afines.
Otro punto de su programa electoral que casa con la lógica y la recta economía es la paralización de los cierres de centrales nucleares: ya basta de hacer el tonto como campeones del ultraecologismo. Igual que la derogación de la Ley de Vivienda, un pozo de inseguridad, o la vuelta al equilibrio entre español y catalán. En general, Feijóo se propone desmontar el tinglado de políticas de extrema izquierda y las normas de ingeniería social, bien se podemita como la Ley Trans, o bilduetarra, como la Ley de Memoria Histórica. Especial contento producirá, si cumple Feijóo, la instauración de una EBAU común para todo el país y, por cierto, sería también muy necesario derribar la Ley del Sistema Universitario, concebida precisamente para destruir el sistema universitario español.
Esperemos que la presentación del programa del PP sirva para darle variedad a la música de los actos de campaña de los populares en Salamanca, que le han cogido gusto a la cantinela del final del sanchismo y de ahí no hay quien les saque. Todos somos conscientes de la urgencia de salvar al país de cuatro años más de Gobierno Frankenstein, pero también sería bueno que nos explicaran qué va a hacer Feijóo, y sobre todo qué piensa hacer por Salamanca, después de que el actual Ejecutivo se haya olvidado de esta provincia durante cinco años, como bien apuntó el pasado lunes el diputado José Bermúdez de Castro. Ayer mismo el PP organizó una rueda de prensa para airear las bondades de su política de familia, pero los procuradores Chema Sánchez y Carmen Sánchez Bellota se referían a las medidas aplicadas por la Junta de Alfonso Fernández Mañueco y no a las propuestas de Feijóo.
Y no es que en el bando contrario anden mucho mejor. Los socialistas han protagonizado lo que sin duda puede calificarse ya como el acto más bochornoso de la precampaña con ese posado de veteranos con cartelitos de «Yo también soy sanchista», que pareció organizado para provocar el cabreo general de los votantes. Para remate, y como prueba evidente de su condición sanchista, afirmaron que el Gobierno socialcomunista «ha luchado contra la violencia de género». Una mentira tan enorme como la cifra de agresores sexuales y violadores beneficiados por la Ley del sí es sí, que ayer había superado ya los 1.100 casos, de los cuales 117 están ya en la calle gracias a Sánchez e Irene Montero. La mayor prueba de sensatez de los cargos y excargos del PSOE hubiera sido esquivar el asunto y hablar de pensiones, por ejemplo.