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La amenaza y el señalamiento de la ministra de Hacienda y responsable última de que se filtren datos de la Agencia Tributaria de una persona anónima me han producido mucho miedo.
Todos hemos podido ver, hace una semana en una sesión de control al Gobierno, a Chiqui Montero, la que no se enteró de uno de los mayores casos de corrupción en España formando parte del gobierno de Andalucía, señalando con el dedo a la bancada de la oposición y diciendo: ¡Cuidado! Un lenguaje no verbal muy preocupante en una ministra: ¿Qué quiere decir Montero, que cuando no le guste lo que hacemos o decimos de la gestión sanchista vamos a sufrir las consecuencias?, ¿Qué ha querido dar a entender, que va a tomar represalias contra quien pida explicaciones por la corrupción instalada en los alrededores de La Moncloa y de la calle Ferraz con el caso Koldo y el negocio nauseabundo de las mascarillas basura con las que se han enriquecido unos cuantos colaboradores del que fuera ministro de Infraestructuras y número dos del PSOE?
Me ha dado miedo la vicepresidenta porque ha amenazado y porque ya sabemos que es capaz de cualquier cosa para distraer la atención de la corrupción económica y política de su partido.
La vicepresidenta primera del Gobierno ya ha demostrado que es capaz de utilizar todos los medios del Estado y ponerlos al servicio de su jefe, aunque para ello ponga en riesgo la carrera profesional de algún funcionario. Lo que ha hecho Montero es de una gravedad extrema porque ha desvelado datos fiscales de un ciudadano anónimo, además mintió con descaro al escudarse en que lo había leído en los medios de comunicación, cuando se ha comprobado que ella desveló los datos de un contribuyente 4 horas antes de que salieran publicados.
Montero no se enteraba de cómo se iba el dinero de los parados, casi 1.000 millones, a una red clientelar para sostener al socialismo en Andalucía mientras ella era consejera del Gobierno de esa Comunidad, tampoco detectaba cómo se gastaban el dinero público en mariscadas y chicas de alterne -¡qué fijación tienen algunos con este tipo de divertimentos!- . Sin embargo, no se le escapa cualquier detalle de un contribuyente si eso lo puede utilizar para intentar poner contra las cuerdas a un adversario político.
Yo tengo miedo de este Gobierno y de sus ministros. Lo que han hecho con la filtración de datos del novio de la presidenta de Madrid nos lo pueden hacer a cualquiera. Estamos desamparados porque por primera vez se están poniendo todas las instituciones del Estado al servicio de un partido político y de su líder, del sanchismo y de Sánchez, incurriendo en delitos que quedarán impunes.
Es el propio Gobierno quien favorece las ilegalidades al revelar datos personales. Es el Gobierno el que protege a los corruptos liberándolos de cumplir las penas que los demás sí tenemos que cumplir. Es el Gobierno el que fomenta el machismo utilizando cualquier resorte para imputar a una mujer, incluso pedirle su dimisión, por el hecho de tener una pareja investigada por un presunto delito fiscal. Si Ayuso hubiera sido socialista habrían salido en tromba ministras como María Jesús Montero o Pilar Alegría a defenderla, pero como es del PP la señalan con el dedo acusador como si tuviera la culpa de lo que haya hecho mal su novio, si es que lo ha hecho.
¿Es o no para dar miedo este Gobierno y todas las ministras, que exhiben sin vergüenza la bandera del feminismo cuando en realidad actúan como si fueran machistas de épocas pasadas y de dictaduras bananeras?
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