Zapatero en las nubes

Esperábamos mucho de la participación de Zapatero en la campaña electoral. Sabíamos desde hace tiempo de su capacidad para generar estupideces planetarias y sospechábamos que sus aportaciones intelectuales contribuirían a arruinar la ya de por sí calamitosa trayectoria de Pedro Sánchez desde el revolcón en el debate con Feijóo. Pero nuestras expectativas se han visto superadas con creces cuando hemos podido contemplar el vídeo de su histórica intervención el pasado lunes en San Sebastián.

La pieza, que se ha convertido en la más vista y compartida en redes sociales durante las últimas semanas, nos muestra al expresidente del Gobierno en todo su esplendor, con desternillantes reflexiones sobre la infinitud del infinito, la humanidad de los humanos y la totalidad del Todo. Aquella famosa máxima suya de que «la Tierra no pertenece a nadie, salvo al viento» parece todo un compendio de sabiduría comparada con la sarta de bobadas que les endiñó a los ojipláticos cargos y militantes del socialismo vasco. Era el Contador de Nubes en trance, esencia pura de la conjunción entre la banalidad, la perogrullada y el disparate.

Fue uno de esos momentos mágicos que nos devuelven la fe y la confianza a los españoles. Si hemos sido capaces de superar siete años de Gobierno de este tipo sin haber acabado en un acto de suicido colectivo, es que nada puede con este país nuestro. ZP hizo mucho daño y fue causa y origen de muchos de los males que luego Sánchez ha agravado, pero ahí seguimos.

Alguien en las altas esferas del PSOE ha debido de llamarle la atención a Zapatero, porque ayer aterrizó (nunca mejor dicho) en Salamanca y se limitó a lanzar el trillado guion de campaña del sanchismo: que si el voto a Sumar no es útil, que si Feijóo es mentiroso (esta parte deberían eliminarla de la parrilla porque ante el mayor trolero de la historia cualquier comparación resulta descacharrante), que si la democracia tiene memoria, recuerdo y hemerotecas (ahí ya entró en una peligrosa prosopopeya), que si su número dos al Congreso por Salamanca tiene que ser diputada (todo apunta a que no) o que si el mundo es en gran medida lo que ha generado la Universidad de Salamanca (rayando la hipérbole). Nos quedamos con las ganas, porque entre tanta acusación y tanto insulto las memeces de ZP constituyen un refrescante y divertido soplo de aire.

En el bando contrario, la popular Elvira Rodríguez diagnosticó ayer en Salamanca que España tiene un problema presupuestario y por tanto hay que «quitar grasa a la Administración», todo lo contrario de lo que ha venido haciendo Sánchez en los últimos cinco años, con el gasto público disparado y una desmesurada contratación de nuevos funcionarios. La exministra de Medio Ambiente no solo atina con la receta, sino que se la aplica a sí misma: se ha quitado un buen montón de kilos desde que dejó el Ministerio. También prometió el apoyo del Ejecutivo, si gana Rajoy, a obras esenciales para el futuro de Salamanca, como el puerto seco o la electrificación de la línea a Fuentes de Oñoro, abandonada por el sanchismo. Le faltó anunciar la inmediata recuperación de la cuarta frecuencia del Alvia, pero tampoco es cuestión de prometer todo a la vez el primer día.

Alfonso Fernández Mañueco, por su parte, se acogió a las buenas relaciones de vecindad con el gallego Feijóo para comprometer una alianza en favor del también olvidado Corredor del Atlántico, en la confianza de que seremos los enchufados del futuro presidente (urnas mediante). A ver si es cierto y los grandes proyectos para esta provincia no se quedan en las nubes de Zapatero.