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DE CALLE

Verano azul con Borja

Si Sémper nos pide que despidamos a Sánchez silbando y con alegría, no va a tener ningún éxito.

Domingo, 25 de junio 2023, 06:00

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Sémper, de quien se dice que es el ala izquierda del PP en su versión Feijóo, ha montado una playa para invitarnos a un verano azul, una playa de hamaca y bronceador, donde el aroma del chiringuito nos recordará la obligación moral de votar el 23 de julio para acabar con el sanchismo.

Sémper siempre ha tenido tendencia a escorarse a la izquierda, pero no tanto como para aparecer en tanga durante la presentación de la precampaña popular, que ya tiene su lema: «Verano azul», en recuerdo de Chanquete y de aquellos felices ochenta cuando despedíamos a Adolfo Suárez y vivíamos bajo la presidencia del flemático Leopoldo Calvo Sotelo.

Borja apareció con la camisa remangada, como corresponde a un político profesional en campaña (precampaña, perdón), y vino a decirnos que mandemos a paseo a Pedro Sánchez «silbando y con alegría, sin crispación, odio o enfrentamiento gratuito». Es una propuesta muy propia de un relaciones públicas como Sémper, que es capaz de ver cosas buenas incluso en los proetarras de Bildu. Un tipo así puede militar en cualquier partido, incluso en el PP.

Sospecho que la campaña borjiana va a desembocar en un sonoro fracaso. Más de la mitad de los españoles están dispuestos a darle la patada al del Falcon, sí, pero no silbando la canción de «Verano azul», sino con rabia, con la ira de quien está harto de aguantar su chulería y sus desmanes, los suyos y los de esa corte de radicales que le han escoltado durante cinco años de desastres.

En estos tiempos de precampaña estamos viendo cosas que ni Rutger Hauer habría podido anticipar en Blade Runner. Vemos a dirigentes del PP pidiendo compasión a los votantes con el candidato del PSOE, y a la vez asistimos a la reconversión del presidente del Gobierno en periodista del corazón, dedicado a la dulce tarea de entrevistar a sus ministros para sonsacarles, a base de presionarles como un auténtico profesional de las ondas, todo lo mucho y bueno que han hecho durante su ya agonizante mandato. Ni Planas ni Escribá han podido resistir a los embrujos de Sánchez, y ante la habilidad interrogadora del presidente no han tenido más remedio que confesar sus aciertos y anticipar un montón de promesas que convertirán a España en el paraíso de la subvención y la mamandurria.

En la no muy larga historia de la democracia en nuestro país no habíamos asistido a un espectáculo semejante, y tampoco hay noticias de montajes parecidos en el resto del mundo, salvo en Cuba o Venezuela, donde el televisivo 'Aló presidente' ha funcionado durante décadas como recurso habitual para subyugar al pueblo.

A todo esto, hoy llega a Salamanca Alberto Núñez Feijóo, lo cual indica que con toda seguridad no volverá durante la campaña propiamente dicha. El gallego lo tiene fácil en esta provincia: le bastará con hacer un recuento de los agravios sufridos por los salmantinos durante el sanchismo y añadir, a modo de colofón, unas cuantas promesas en asuntos como las infraestructuras, los trenes perdidos o las sedes de los organismos descentralizados que el Gobierno socialista ha negado a esta provincia. Con dos empujoncitos, el tercer diputado del PP (dos están seguros, salvo catástrofe) caerá como fruta madura.

A quien no se le espera por estas tierras es a Sánchez. El inquilino de La Moncloa no tiene nada que vender de su gestión en Salamanca, de tal forma que una rueda de prensa en la que se limitase a informar de las inversiones de su Gobierno en esta provincia podría convertirse en la más breve de la historia del periodismo. Es mucho mejor entrevistar a sus ministrillos en la tele, no hay color.

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