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DE CALLE

El paro camuflado

Si fuera por las estadísticas oficiales, el empleo en España iría como un tiro, pero solo son un ejercicio de matemática creativa

Domingo, 6 de agosto 2023, 06:00

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El mercado del trabajo en Salamanca registró en julio un ligero ascenso del paro, al contrario de lo que ocurría en España, donde INE estima que descendió en diez personas para alcanzar la cifra más baja en quince años, desde el inicio de la primera gran crisis de 2008. Eso para quien se lo crea, porque los datos del desempleo en nuestro país siguen siendo una cuestión de magia, de ilusión y de matemática creativa. Quizás algún día, con el paso de los años y de los gobiernos, acabaremos sabiendo realmente cuántos españoles están trabajando y cuántos quieren trabajar y no pueden.

El maquillaje ha sido siempre la norma a la hora del recuento de parados. Da igual que recurramos a los datos del INE o de la EPA, el número de desempleados es un misterio. Eso sí, sabemos que, pese a los trucos estadísticos de toda índole, España figura como líder indiscutible en la Unión Europea. Hace años sufríamos la competencia de Grecia, pero con Pedro Sánchez nos hemos instalado en la cima en cuanto a número de ciudadanos sin ocupación. Y eso a pesar de que la economía nacional va como una moto, según el presidente en funciones/vacaciones. Debe de ser la moto de Marc Márquez, que acaba en el suelo dos o tres veces por carrera.

Si miramos las curvas de la estadística oficial, el empleo en Salamanca va como un tiro. Solo tenemos poco más de 17.000 desempleados y las cifras de afiliación a la seguridad están en lo más alto, con más de 127.000 cotizantes. Sería para tirar cohetes si no fuera porque de unos años a esta parte lo único que ocurre aquí, igual que en el resto de España, es que estamos repartiendo el poco trabajo que hay. La cifra que de verdad marca la salud del mercado laboral no viene marcada por los apuntados al ECYL, sino por el número de horas trabajadas y ahí vamos cuesta abajo y sin frenos.

Además de burlar la matemática, los datos mensuales del paro provocan otro extraño fenómeno: el manejo de las cifras según quién las interprete. El Gobierno lo ve todo de color de rosa, la oposición lo ve negro, los sindicatos dicen que los salarios están por los suelos y la patronal se queja de que los costes laborales se disparan. La verdad no sale ni haciendo la media.

El Gobierno sanchista alardea de que el mercado laboral lleva meses marcando récords de afiliación: se supone que nunca antes había habido tantos trabajadores afiliados a la Seguridad Social. Pero resulta que ahí incluyen a los fijos discontinuos, aunque estén en el paro. El Ministerio de Yolanda Díaz sostiene que andamos cerca de los 21 millones de afiliados, pero no hay forma de saber por qué con dos millones más de cotizantes que en 2019, el número de horas trabajadas sigue siendo inferior al año anterior a la pandemia. Tiene razón, por tanto, Antonio Rollán, presidente de la patronal salmantina CES, cuando denuncia que «la subida de la afiliación no es real porque muchos trabajadores fijos discontinuos son en realidad trabajadores temporales» y también también Diego García, presidente de CEOE-CEPYME, la otra patronal provincial, cuando se queja de que el panorama político actual no genera confianza y que haría falta una estabilidad institucional que fomente la inversión y la recuperación del empleo. Para conseguir esa estabilidad la única fórmula posible sería un pacto entre PSOE y PP a nivel nacional, pero las posibilidades de entendimiento entre Pedro Sánchez y Feijóo tienden matemáticamente a cero. Antes veremos ganar la Champions al Salamanca o al Unionistas que un acuerdo entre los dos grandes partidos. No somos alemanes, ni para los pactos de Estado ni para la estadísticas del paro.

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