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Ha sido la frase que más se repitió la última semana. Y la que más me repitieron. De repente Marco Pérez era un invento que no valía nada, porque en Madrid no salió todo como se esperaba, más allá de la exigencia y de que él no fuera el torero que es. Que pinchó los novillos fue una evidencia como otra que de las 52 actuaciones que firmó como novillero más de las tres cuartas partes salió a hombros. Para lograr esa marca hay que matar los toros. Madrid le exigió con intransigencia y aquello fue alimento para quienes estaban con la escopeta cargada, para los expertos en vaticinios, para quien juzga sin conocer, y para quien alza ídolos antes de tiempo y los derrota al pintar bastos. En el caso de Marco Pérez, a quien tanto le han cantado -porque se lo ganó en el ruedo-, parecía difícil que de repente fuera tan malo. Marco no va a ser figura. Hasta el terno grana y oro que tan poco gustó parecía un argumento más para el precipitado descenso a los infiernos, al que el torero de momento ha puesto freno hasta que se le vuelva a ir un pie y vuelvan los agoreros a la carga. Es precioso esto de los toreros, donde tan dados somos a poner palos en las ruedas incluso antes de empezar el camino. Y en cuanto un torero se dispara, más aún. Mientras en el fútbol, por ejemplo, están deseosos de que salgan nuevos valores, en los toros si los podemos fulminar de entrada, mejor. No siendo que el espectáculo y la Fiesta vaya a durar más de lo que queremos. Mal esta lanzar anticipadamente las campanas al vuelo, pero me parece que peor aún es enterrar sueños cuando uno empieza a cumplirlos. Pase lo que pase lo que ha hecho Marco Pérez desde que entró en escena con apenas siete años hasta los 17 y ocho meses que cumplió ayer ya es histórico. Recuerdo lo que me dijo Diego Urdiales tras la tarde del rabo en Sevilla:«Que nadie me cuente lo que Marco va a ser en el futuro, disfrutemos con lo que ha hecho hoy, que lo que hace no está a alcance de cualquiera». Pues eso, lo de aquella tarde, trasladenlo a los dos años y medio últimos. Y pónganlo en valor. También la alternativa y esa faena al sexto despeja muchas dudas, si alguien las tenía. La estocada también. Y la capacidad para llenar y ser dominador de un escenario con toda la presión a cuestas y las alarmas encendidas desde luego que también juegan a su favor. No se si Marco Pérez va a ser figura -eso solo el tiempo lo dirá- lo que hoy no me atrevo es a decir de ninguna manera que no lo vaya a ser.
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