¿Hace falta una ministra?

Un correo electrónico del Gobierno de España llega hasta las redacciones de los medios de comunicación con un contundente encabezado: «Interior recuerda que la gestión de los planes territoriales de Protección Civil es competencia de las comunidades autónomas».

La última hora sobre el estado de las carreteras, el balance de víctimas, los planes de contingencia, etc, consiste en un reparto de culpas y responsabilidades, por si alguien tiene la idea de hacer escarnio político a partir de una tragedia como la de la DANA. Que se está haciendo.

Sin entrar a debatir si hace bien el Gobierno a la hora de aclarar a quién le pertenece cada responsabilidad en este país, esta actitud me ha recordado a la que mostró la ministra de Sanidad, Mónica García, durante su participación hace escasas semanas en el programa '59 segundos' de TVE.

Bajo el título 'La sanidad, a debate', la máxima representante de la sanidad española acudía para responder a las preguntas de periodistas, especialistas y espectadores. Fue muy curioso porque cada vez que se ponía sobre la mesa una cuestión negativa -alguna carencia de la sanidad española- a la ministra, en lugar de torcérsele el gesto, se le iluminaba la mirada, como si se alegrara de todo lo malo que existe en nuestra sanidad.

A la ministra le preguntaron cómo es posible que en España haya más de 800.000 pacientes esperando una intervención quirúrgica. Podría haber hablado del déficit de médicos en algunas especialidades porque muchos profesionales prefieren emigrar a otros países donde el salario básico que marca el Gobierno es muy superior español. Podría haber recordado las cifras de demora que hay en otros países europeos no tan lejanos al nuestro. Podría haber hecho alguna rápida mención a la pandemia que colapsó la sanidad durante 2020 y 2021. O podría haber hecho un ejercicio de sinceridad asumiendo que la situación no es buena, pero que tampoco existen fórmulas mágicas para revertir la situacion.

Nada fue así. La respuesta de la 'jefa' consistió en hacer leña del árbol caído destacando que es «una vergüenza» la situación de las listas de espera, que es inadmisible lo que pasa en este país… pero que hay que recordar que las competencias de la sanidad le pertenecen a las comunidades autónomas -en su mayoría gobernadas por el PP- y, por lo tanto, ella no tiene ninguna responsabilidad.

La pregunta que surge al momento es: ¿si la competencia de la sanidad es de las autonomías -como dice ella- realmente hace falta una ministra de Sanidad? ¿Podríamos ahorrarnos la retahíla de sueldos de los ministros, vices, adjuntos, asesores, directores de gabinete y sus respectivos directores de gabinete del director de gabinete…? ¿No es tremendamente desleal ser el máximo responsable de cualquier ámbito y escurrir el bulto de forma pública?

Por hacer un símil futbolístico, es como si a Ancelotti le preguntan en rueda de prensa por los malos resultados del equipo y se limpia las manos diciendo que él no está dentro del campo, que no es el encargado de meter los goles y que, por lo tanto, no tiene responsabilidad de las derrotas. No tengan duda de que sería motivo de destitución inmediata.

Para mí es lo mismo y el dilema a resolver es: si realmente una ministra de Sanidad no tiene responsabilidad ni competencia sobre los problemas de su ramo significa que está sobrando desde el primer minuto. Si no es así, si resulta que un ministro de Sanidad tiene mucho más poder sobre las comunidades de lo que Mónica García, entonces estamos ante un feo caso -uno más- de deslealtad política.