Nos conformamos con poco

Parece que el PP se ha tomado en serio la batalla para conquistar el tercer diputado por Salamanca. En las anteriores elecciones perdió un escaño en favor de Vox, y en julio los populares no están dispuestos a consentir semejante fuga de votos y por eso nos está visitando lo más granado de la cúpula del partido.

La provincia salmantina funciona como un pequeño laboratorio de pruebas respecto a lo que puede ocurrir en el resto de España: el candidato que logra aquí tres diputados acaba gobernando el país, casi siempre con mayoría absoluta.

Así que desde Génova están enviándonos a sus pesos pesados para amarrar una victoria contundente. A los tres días de despedir a Feijóo nos visitó ayer el portavoz del Senado, Javier Maroto, con la escopeta cargada contra Pedro Sánchez y el zurrón repleto de promesas para Salamanca. En cuanto a los compromisos, asumió de un golpe todas las exigencias de la provincia. «Feijóo atenderá de inmediato todas las reivindicaciones de Salamanca», afirmó. Si es así, el gallego tiene una ardua tarea por delante, porque en esta tierra llevamos cinco años ayunos de inversiones, y no solo es la improrrogable recuperación de la cuarta frecuencia del Alvia, sino las atascadas obras de electrificación de la línea férrea a Fuentes de Oñoro, el enlace de Buenos Aires, la apuesta por la capitalidad en la enseñanza del español, el desarrollo del puerto seco, la confirmación de Salamanca como centro clave en el Corredor del Atlántico… mucha tela que cortar para el Gobierno que salga de las urnas el 23 de julio. Ya veremos si Maroto se ha tirado de la moto o acaban cumpliéndose sus promesas.

De momento, ayer el senador sacó toda la artillería contra el sanchismo. Llegó incluso a acusar al Gobierno de «maltratar a los salmantinos», acusación totalmente incierta, porque el Ejecutivo social-comunista no nos ha maltratado: sencillamente, nos ha ignorado. Nos ha marginado, se ha olvidado de nosotros y ha dedicado sus carantoñas y sus muchos dineros (de todos los españoles) a otros territorios con mandatarios socialistas o gobernados por los golpistas, separatistas y proetarras cuyos votos necesita para gobernar.

Maroto le dio a Sánchez hasta en el carné de identidad, como corresponde a los tiempos preelectorales que corren. «Es un peligro para la unidad de España», dijo, y se quedó corto. El inquilino de la Moncloa es un peligro para la patria por sus amistades peligrosas y sus continuas cesiones ante los independentistas, pero es también un peligro para la convivencia entre españoles, para la paz social, para la democracia, para la separación de poderes, para la libertad de prensa y para la economía, para nuestros bolsillos, que es quizás donde más duele. Estamos a menos de un mes para las elecciones y España sigue siendo de los poquísimos países que no han recuperado la riqueza (PIB) anterior a la pandemia, y estamos en lo más alto de las listas negativas del paro, de la pobreza y del empleo precario.

En Salamanca queremos un Gobierno para los próximos cuatro años que se acuerde de esta provincia, que nos empuje hacia delante y que no se olvide de nosotros, pero sobre todo queremos un presidente que no nos mienta a la cara, que no se alíe con quienes tienen como objetivo declarado la destrucción de nuestra democracia y nuestra nación, que no se gaste lo que no tenemos ni nos tome por imbéciles intentando comprarnos con subvenciones pagadas con nuestro dinero.

No hace falta que atienda de inmediato todas nuestras reivindicaciones, como promete Maroto en nombre de Feijóo. Nos conformamos con que atienda unas cuantas y no cause mucho destrozo.