El apoyo al 'no es no'

Las fiestas en mi pueblo comienzan el 13 de septiembre por la tarde, cuando se acude a la ermita a recoger la imagen de Jesús el Nazareno, que permanece en la iglesia parroquial hasta el domingo siguiente, fecha en la que se celebra el Cristo.

La vuelta a la ermita se hace después de la misa y con música, se bailan las tradicionales jotas y se suben a las andas de la imagen a los niños pequeños. Los infantes responden a esta costumbre con división de opiniones: un grupo estalla en llantos y el otro mira para todos los lados, muy sorprendido con lo que sucede.

Desde que era pequeño, solo cuando el Cristo ha entrado en la pequeña ermita y se cierran las puertas de la misma, me doy cuenta de verdad de que se ha terminado el verano y de que comienza el curso y la nueva temporada.

Valga este largo preámbulo para explicar que, al contrario de la mayoría de las personas, hoy, 1 de septiembre, todavía no tengo la sensación de que se haya acabado el paréntesis veraniego.

Comentándolo con un salmantino muy amante de las tradiciones, él me decía que le pasaba un poco lo mismo y que, hasta que no se acababa la jornada de la «tornaferia», seguía instalado en el verano.

Sin embargo, no por ello dejo de reconocer que, para casi todos, hoy, primero de septiembre, es la fecha del retorno a lo que podría llamarse la normalidad, aunque todavía queden como balón de oxígeno, las ferias y fiestas de muchos pueblos (la Virgen y el Cristo) y, en nuestro caso, de la misma capital.

Iba a escribir que en torno a esta fecha también comienza el curso político, pero me lo ahorro, porque en los últimos años y especialmente en este 2023, hace ya unos cuantos días, en torno al 16 de agosto, que se reanudó la actividad, con los preparativos para la constitución de las nuevas Cortes y la formación de las Mesas del Congreso de los Diputados y del Senado. Ahora estamos metidos de lleno en lo de la investidura y en el «no es no» de su creador y principal interprete, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones.

Animo al lector a repasar lo que sucedió en las últimas elecciones generales en términos del número de votos a cada uno de los partidos y no del número de diputados, aunque esto último sea lo que valga a la hora de elegir al inquilino de La Moncloa.

Después de comprobar la importante cifra de los que votaron a Pedro Sánchez y de que todos ya hemos tenido unos cuantos años para «calar» su gestión, habrá que llegar a la conclusión de que ese mismo número de personas rechaza cualquier tipo de Pacto de Estado, o como se quiera llamar, con el PP en asuntos claves. Y es importante hacer este ejercicio, insisto, porque hace unos años alguno de los votantes de Sánchez podía haberse sentido engañado. Ahora, ya no, porque sabían a lo que iban, al «no es no».