Pocas veces Castilla y León lidera algo en la política nacional, por eso hay que celebrar de manera especial que la Junta de Fernández Mañueco haya decidido liderar la oposición a los tejemanejes de Sánchez, siendo la primera Región en anunciar un recurso ante el Tribunal Constitucional contra los ignominiosos pactos del PSOE con los delincuentes catalanes. Ha sido por iniciativa del vicepresidente Gallardo, que alguna vez tenía que acertar y en esta ocasión ha estado hábil y atento.
No es que vaya a servir de mucho, porque ya sabemos que el TC tarda una eternidad en pronunciarse sobre las cuestiones más espinosas, y mientras esté presidido por Conde-Pumpido, puesto ahí para facilitar el trágala de la amnistía, es muy difícil que acabe aprobando resoluciones contra el Gobierno sanchista.
Termine como termine, era obligado recurrir a la justicia ante el atraco que Sánchez y sus compañeros se aprestan a cometer a costa de todos los españoles menos los catalanes y vascos.
Por tanto los castellanos y leoneses figuran entre los grandes perjudicados por la operación «salvemos a Sánchez» que nos va a costar un riñón, amén de poner al borde del abismo la separación de poderes, el Estado de Derecho y los fundamentos de nuestra democracia.
No resulta fácil discernir cuál es más dañina de todas las concesiones que el presidente en funciones está otorgando a los golpistas y separatistas. La amnistía supone reconocer que no somos una democracia plena, que los condenados por secesión tenían razón y que la justicia española es culpable por haberles llevado ante los tribunales y haberles condenado. Pero la condonación de quince mil millones de la deuda de la Generalidad catalana con el Estado español supone un robo con nocturnidad y alevosía a nuestros bolsillos. Decía hace un par de semanas el rector Rivero, en el Congreso GACETA para el Libro Blanco sobre el Desarrollo de Salamanca, que Sánchez nos roba el futuro al bloquear las comunicaciones con Madrid, pero ahora ya nos roba directamente la cartera para dársela a los enemigos de España.
Con esa morterada de dinero el Gobierno podría recuperar la línea férrea Vía de la Plata, podría rematar la electrificación hasta la frontera con Portugal, podría remodelar el enlace de Buenos Aires, podría terminar no una sino dos circunvalaciones a Salamanca capital y podría ponerle un piso a cada ciudadano que quiera instalarse en los pueblos de la provincia, y todavía le sobrarían muchos miles de millones.
Nada de esto se hará en los próximos años porque los fondos los ha destinado Sánchez a comprar su investidura a finales de este mes. Entre todos los salmantinos pagaremos nuestra parte de esos quince mil millones en forma de más impuestos, más deuda, menos inversión del Estado y más pobreza.
Decía ayer Mañueco que los acuerdos de Sánchez con Puigdemont, Junqueras y el resto de nacionalistas aprovechateguis «atentan gravemente contra España y Castilla y León» y destruyen «el marco de convivencia entre españoles» y tiene razón: dando alas a los separatistas, el PSOE pone en riesgo la unidad de la nación, y concediéndoles miles de millones que quita al resto está consiguiendo enfrentar unos territorios contra otros.
El contenido de los acuerdos a los que hasta el mismo día de la investidura se irán añadiendo nuevas dádivas y regalías, es inaceptable, impresentable e insultante para los españoles que no tenemos la fortuna de vivir en alguno de los territorios desleales. Todo lo que se haga mediante la ley y la presión en la calle contra este atropello será poco.