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En 1551 la Universidad salmantina crea la cátedra de Anatomía y el doctor Cosme de Medina comienza a efectuar disecciones. En 1553 y para el Hospital del Estudio se construye lo que desde 1568 se denomina Casa de la Anatomía, junto a la iglesia de san Nicolás de Bari y por iniciativa del profesor se construye el primer anfiteatro anatómico, creándose en 1566 la cátedra de Cirugía. Desaparece como consecuencia de la riada de san Policarpo el 26 de enero de 1626.

Se venían estudiando los diversos tipos de ligaduras, reducciones y vendajes de huesos fracturados o luxados, recogidos en los textos del cirujano Guy de Chauliac y como consecuencia del tratado de Andrés Vesalio, De humani corporis fabrica, el doctor Bustamante dijo: “para conocer e curar las partes interiores del cuerpo humano no basta la anatomía escripta sinó que es necesario verla por el ojo”.

La primera estatua de miembros articulados fue mandada construir por el Claustro en 1570 a petición de Andrés Alcázar, primer titular de la cátedra de Cirugía a Mateo de Vangorla, que desde Valladolid se había trasladado a Salamanca antes de 1562, casado con Jerónima Vázquez, matrimonio que bautizó a sus tres hijos: Juan, 1562; Mateo, 1568 y Pedro, 1570, en la parroquia de san Julián.

Consiste la estatua en una talla de madera que mide 140 cm, de pino colorida a pulimento, con movilidad en el cuello, hombros, muñecas, codos, rodillas y pierna izquierda, pudiendo inmovilizarse o graduar los movimientos mediante unas espigas de madera. Ojos de pasta vítrea, boca entreabierta, pene móvil, orificio anal y dos testículos. Costó 27 ducados de la época. A finales del siglo XVI se fijó a una peana de madera y se le inmovilizó la rodilla izquierda con objeto de darle una mayor estabilidad.

Dado su deterioro fue restaurada por Simón Gavilán Tomé en 1765 dándole una nueva encarnación y policromado. Pasó del anfiteatro anatómico a la cátedra de Anatomía y posteriormente a la de Historia de la Medicina, donde permaneció hasta 1990 en que se inauguró el Museo de la Universidad. Luce en su torso la leyenda: “Iuffu Vniversitatis Fac-Tu anno 1570 Renovat 1765”.

Se le practicó nueva restauración en 1995 por el Instituto de Conservación y Restauración de Obras de Arte, a cargo de Raimundo Cruz Solís, Cristóbal López Romero, Isabel P. Villacañas y Esther Solís Arias. De nuevo fue restaurada en junio de 1997 por la Junta de Castilla y León, para reparar las articulaciones defectuosas, reconstruir las cuatro falanges y la nariz con resina, reponer el ojo original que se había desplazado en la órbita, no colocándose el desaparecido pene por carecer de rasgos ilustrativos. Fueron los artífices: Isabel Sáenz de Buruaga, restauradora; Jesús Angulo, carpintero; Mercedes Barrera, química y Rufo Martín, físico.

Ignoro por qué los estudiantes, desde hace siglos, llamaron al maniquí “Marrás”, que luego dio nombre a un guardia municipal.

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