Secciones
Destacamos
Pablo Montes
Martes, 15 de diciembre 2015, 05:45
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
La vorágine de la campaña electoral nos ha impedido detenernos en un dato importante: la caterva nacionalista no será decisiva a partir del próximo 20 de diciembre. Puede parecer una simple anécdota, pero es una de las noticias más positivas que nos traerá el nuevo mapa político que saldrá de las urnas. Salvo en las mayorías absolutas de Felipe, Aznar y Rajoy, en el resto de legislaturas de nuestra democracia la presencia nociva del nacionalismo ha sido decisiva a la hora de configurar gobiernos "estables". Esa presunta estabilidad nos ha salido muy cara, ya que partidos como CiU, PNV y ERC han sacado tajada de esos apoyos y han ayudado a degradar nuestra democracia y la unidad de España. Sin saberlo o a sabiendas, el PP y el PSOE fueron alimentando este monstruo pensando que los radicales vascos y catalanes les mostraban su apoyo por amor al arte. Nada de eso. El Concierto Económico Vasco, las denigrantes cuotas de autogobierno que ha adquirido Cataluña y tropelías como el expolio del Archivo de Salamanca son algunos ejemplos de los trofeos que ha ido ganando el nacionalismo centrífugo desde la Transición hasta nuestros días. Como su actitud es similar a la de una hiena hambrienta, jamás se han conformado y han pedido más. Todo con el objetivo de debilitar al Estado, presentarse ante su pueblo como los liberadores del yugo españolista y llenar sus arcas de dinerito fresco. En esto último la Convergencia de Jordi Pujol y Artur Mas ha sido el alumno aventajado de la clase. La corrupción más deleznable es la carta de presentación de los que quieren la independencia de Cataluña.Aunque algunos han alabado la aparente responsabilidad de personajes como Duran i Lleida e Iñaki Anasagasti, siempre he tenido claro que su papel era ofrecer la "cara amable" del nacionalismo para acabar comportándose como vulgares trileros. Si algo sabemos muchos españoles es que CiU, PNV y ERC querían plantarse en Madrid con el único objetivo de destruir España.Lea el artículo completo en la edición impresa de LA GACETA
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.