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Garrapatas marcadas para el estudio de la fiebre hemorrágica RAÚL CUADRADO

O unión... o desaparición

Sergio Milán, de la delegación de caza de Salamanca, muestra su opinión sobre los “ataques al mundo rural” por parte del Gobierno

Lunes, 1 de noviembre 2021, 20:00

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Me vais a llamar cansino, pero llevamos un año vaticinando continuos ataques al mundo rural, a nuestras aficiones, como pueda ser la caza, o a nuestras formas de vida, como pueda ser la ganadería, y cada día tengo más claro que ese acoso no cesará hasta que pongamos pié en pared y nos unamos y salgamos todos a la calle a exigir a nuestros representantes políticos, que en este juego tan serio, que para algunos se ha convertido en una forma de vida en lugar de un servicio al pueblo, se tomen las decisiones acorde a los principios que desde pequeños nos enseñaron en las aulas: Democracia, gobierno del pueblo por y para el pueblo.

Sigue sin entrarme en la cabeza que una minoría con tan escaso quórum en el sufragio, pueda tener una incidencia tan grande en cómo regir al mundo que llena a diario las neveras de toda España, si no es porque siendo un poco malpensado, la única justificación es correr una cortina de humo sobre la pésima gestión de la nación que se viene haciendo de un tiempo a esta parte, por todos palpable en cada uno de nuestros recibos y facturas y por todos avalada con nuestro silencio.

El caso es que ya empiezan a ser como poco irritables, tras la publicación del borrador sobre la Ley de Bienestar Animal y su análisis, todos esos ataques directos al mundo rural como por ejemplo el del articulo 32.e que directamente prohíbe utilizar o instigar a los perros para el acoso de otros animales (las especies cinegéticas son animales) o el uso de perros carea para pastorear ganado de manera encubierta (recordad que el ganado también es animal antes de llegar envasado a los lineales del supermercado).

Otro caso que está levantando ampollas es el del artículo 83.a, que plantea sanciones de entre 100.000 y 600.000 euros a quienes “maten a un animal o le causen secuelas permanentes graves de forma intencionada”. Sobra decir que todos estamos en contra del maltrato animal y el sufrimiento innecesario, pero quizás algunos redactores de este anteproyecto debieron asesorarse correctamente antes de plantearlo, pues han caído en aquello que tanto aborrecen como es el especismo.

Y es que es curioso que la etiqueta de animal no se le coloca a todos los animales por igual. Quizás convendría recordarles a estos “ilustrados” que el Reino Animalia es tan amplio, que caben desde los humanos hasta otra serie de bichejos como es el caso de los artrópodos entre los que se encuentran las garrapatas, a las que todos matamos indiscriminadamente para evitar casos de enfermedades tan problemáticas como piroplasmosis varias, fiebre hemorrágica de Crimea Congo y un largo etc.

Así pues, les recomendamos que estén al tanto de presentar sus enmiendas a esta ley, oscura, difusa y plagada de supuestas buenas intenciones redactada por cuatro animalistas de medio pelo en lugar de por científicos, no sea que algún día la venta de insecticidas acabe prohibida por ley o nos eliminen los antiparasitarios de las oficinas de farmacia bajo amenaza de sanción de 600.000 euros.

Mucho ayudaría también, si aquellos que nos representan o dicen representarnos, se unieran de una vez y en lugar de estar buscando colgarse la medallita organizando movilizaciones por separado, fueran capaces por una vez en su vida de dialogar y acordar una gran manifestación antes de la aprobación del borrador definitivo, pero me temo que, una vez más, faltarán los dídimos que los honorarios exigen.

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