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Los precios de los cereales en este inicio de la campaña de comercialización no levantan cabeza desde el punto de vista de los agricultores; ello se debe a las importaciones realizadas desde terceros países, lo que ha provocado una abundante oferta, y a la evolución de las cotizaciones en el mercado mundial. Además, no hay que perder de vista la producción esperada. De acuerdo con las ultimas estimaciones del Consejo Internacional de Cereales (CIC), la cosecha mundial prevista en 2023-24 alcanzará un total de 2.294 millones de toneladas; esa cifra supone una revisión a la baja de 3 millones de toneladas en relación con la recogida en el informe de julio, pero supera en 31 millones de toneladas la cantidad obtenida en la campaña anterior. Sin embargo, en España la situación es muy diferente ya que la producción total de cereales (especialmente la de otoño-invierno) va a ser muy corta y una de las peores de los últimos años.
A lo anterior, precios que no levantan cabeza y cosecha española muy corta hay que añadir un tercer factor: nos encontramos ante la campaña con mayores costes de producción de toda la historia. Y es que, cuando se sembraron los cereales que se acaban de recoger, el precio de los fertilizantes estaba por las nubes, lo mismo que el coste de la energía, especialmente el gasóleo, pero también de las semillas o de los productos fitosanitarios. En resumidas cuentas, que nos encontramos ante un desastre formado por precios bajos, costes altos y caída en picado de la producción.
Y, para rematar la situación, llegan los de Agroseguro y dan un zarpazo a los agricultores cerealistas en forma de importantes subidas de las primas que deben pagar si quieren hacer el seguro de cultivos extensivos. Al menos eso es lo que ha denunciado ASAJA de Castilla y León, que afirma que la revisión puesta en marcha por el «pool» de compañías aseguradoras, con el beneplácito de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), dependiente del Ministerio de Agricultura, y del Consorcio de Compensación de Seguros (otro organismo público) se traducirá en una subida media del coste del 35 por ciento en nuestra Comunidad Autónoma. No obstante, esta organización agraria advierte que «las medias son engañosas, puesto que, mientras en unas pocas comarcas no subirán nada, en otras comarcas de Castilla y León los incrementos superarán el cien por cien». Desde ASAJA dicen que «el agricultor es víctima y no culpable de tener que dar partes por sequía. Y en muchos casos las mayores subidas que se quieren aplicar son en comarcas en las que los agricultores tenían ya muy difícil asumir el coste del seguro». Las cooperativas también han criticado estas subidas de las primas del seguro de cultivos herbáceos. Si hubiese que calificar lo que pretende hacer Agroseguro, bien se podría utilizar una palabra caída en desuso que es «estrapalucio». Significa, según el diccionario de la RAE, «rotura estrepitosa, destrozo de cosas frágiles».
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