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Luis le da el biberón al ternero en el interior de la nave

El otro «Calcetines» que tampoco sobrevivió

Luis González cuidaba desde el 29 de agosto a un ternero morucho que nació enfermo de EHE. «Se veía que no quería la vida pero no puedes dejar que se muera sin intentar salvarlo»

Miércoles, 11 de octubre 2023, 11:31

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Decía Juan Luis Martín Sevillano, el ganadero dueño de «Calcetines», que la enfermedad hemorrágica epizoótica -EHE-, que no afecta al hombre, ha traído a muchos terneros como el suyo, que nacen contagiados, no comen solos y tienen dificultades hasta para ponerse en pie. Este lunes murió «Calcetines», que había luchado por sobrevivir desde el pasado 5 de septiembre en una finca de Matilla de los Caños y ese mismo día murió también otro ternero, en este caso en una finca de Garcirrey, al que el ganadero mantenía con vida desde el pasado 29 de agosto, cuando nació.

«Calcetines» era un ternero cruzado con angus y el otro ternero es morucho puro. Quien lo cuidó fue Luis González, uno de los pocos salmantinos que aún viven en finca, en concreto en «Alcornocal», en Garcirrey, y desde hace 41 años.

Cuenta que desde el primer momento supo que el ternero «no quería la vida pero no puedes dejar que se muera sin intentar salvarlo», explica. El ternero se puso de pie al nacer pero no mamaba de la madre y entonces, como ha hecho más veces, Luis se decidió a criarlo con biberón. «Lo tomaba muy mal y yo todo este tiempo he intentado darle la leche como fuera. Te empeñas porque es un ser vivo y dejarlo que se muera... Te llevas luego un chasco pero tienes que luchar con todo».

Al ternero, al que reconoce que no le puso nombre «para evitar un disgusto», no le vio heridas en la boca, sí que se le peló el hocico, y también la pata. «Es una enfermedad muy rara porque afecta a unos animales y no a otros, y a todos no de la misma forma», dice desde su experiencia de haber tenido 30 animales enfermos en una finca de 200 y de ver cómo se le morían tres vacas y nueve terneros.

«Algunos se murieron al día siguiente de nacer», dice, y cuenta que le sorprende cómo a un ganadero a lo mejor se le muere solo una vaca y al vecino, 12 ó 14. «Y piensas, pero si es un mosquito y no hay vallas para él... Hay animales que recuperan con antiinflamatorios y otros, no, y algunos a los que no tratas y se salvan», explica «y están con la hemorragia interna y no sabes». Ahora no tiene ninguna enferma. Toca madera.

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