«Toreé con el alma. No recuerdo otra faena igual»
«No es fácil ser torero de Salamanca, me siento un privilegiado por tanto cariño», dijo el maestro
«Estoy en racha», así, a secas, respondía Morante de entrada y entre barreras a la memorable faena que firmó a Repique, de Garcigrande, en La Glorieta, con el que el diestro cigarrero también se deshacía en elogios: «El toro ha tenido muy buena condición». Y a ello le sumaba sus sensaciones en una tarde mágica: «Le he puesto todo mi corazón y todas mis ganas. Siento la responsabilidad de no fallar a tantas ilusiones de la gente, esa es la verdad», puntualizaba el maestro.
¿La faena de su vida? «Puede que sí, ahora mismo no recuerdo una igual. A esta le he puesto el corazón y el alma, y he sentido cosas muy bonitas», confesaba Morante, aún emocionado tras una tarde feliz, su obra cumbre en esta plaza y una de las grandes cimas de su carrera, que llegó en la última oportunidad del mano a mano que dirimió con Marco Pérez, y que no entró en efervescencia hasta los dos últimos capítulos. Se hizo esperar la convulsión de la tarde: «Cuando uno torea mano a mano, son tres oportunidades, y cuando las dos primeras no salen, uno se siente en una deuda mayor con el público que viene a verte, y se tienen que llevar algo de recuerdo».
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Salamanca no lo olvidará jamás: una faena portentosa, solo al alcance del más grande de los toreros. Salamanca, otra vez… «Tengo buen feeling con esta tierra, con esta plaza y con esta afición. Es impagable el cariño de esta plaza, que se merece lo mejor. No es fácil ser torero de Salamanca, que parece un poco seca, pero yo no me puedo quejar. Siempre he tenido una relación, un cariño, un algo especial con esta plaza. Hoy se ha culminado. Ojalá lleguen más así».
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