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LA GLORIETA Un cuarto de entrada. Entoldado y lluvia intermitente en los tres primeros
GANADERÍA 6 novillos de LORENZO RODRÍGUEZ «ESPIOJA», de buena y pareja presencia, destacó por su volumen el 2º. Noble y con bondad el 1º; boyante y entregado el poderoso 2º; noble con fondo de mansedumbre el 3º; bravo y bueno el 4º que tuvo gran seriedad en todo; noble con un fondo de mansedumbre el 5º, Palmero de nombre, que tuvo una excelente la calidad y duración y fue premiado con la vuelta al ruedo; y apagado el 6º
NOVILLEROS
Valentín HoyosLila y oro Pinchazo en los bajos, metisaca defectuoso y media delantera y perpendicular, con cuatro descabellos (ovación con saludos tras aviso); y estocada casi entera (oreja)
Ismael MartínAzul añil y oro Pinchazo y más de media en lo alto (oreja); y estocada (dos orejas)
Mario NavasVerde botella y oro Cuatro pinchazos y descabello (ovación con saludos tras aviso); y pinchazo hondo y tres descabellos (silencio tras aviso)
Como una tormenta la mar de templada. La ebullición del ansia de triunfo contrastó con la despaciosidad de un toreo despacioso. Ismael Martín se presentó en La Glorieta con hambre de triunfo y lo amarró con autoridad porque a ese volcán interior lo controló con una aparente madurez que llama la atención en que acaba de poner su reloj a contar. Sorprendió en la apertura a Minutejo. Y esa ya fue una de las claves de la tarde. A este, que resultó bravo y serio en todo lo que hizo, le bajó los humos con dos series en las que lo exprimió sin contemplaciones. Tanto que, a partir de ahí, el de Espioja, sin plantar renuncio ya bajó la intensidad de sus acometidas. Le faltó medida y el trasteo se fue desinflando. Al contrario que en el quinto. Una verdadera explosión, que resultó maravillosa por todo. Palmero tuvo una bondad y una nobleza suprema, pero no hay que olvidar que salió manseando y huidizo de salida; que ese mismo fondo de mansedumbre lo manifestó en los primeros compases de muleta, aunque resultó un toro de una calidad, un ritmo y una movilidad superlativa.
En la vuelta al ruedo se admiten discrepancias, la absurda petición de indulto resultó una rechifla. Ismael Martín lo sostuvo, lo sujetó con mando en los primeros, le impidió que se fuera dejándole la muleta en la cara y sometiéndolo; y ahí rompió a embestir como una locomotora. No paró nunca, acudió siempre franco y con gran entrega. No se aburrió jamás. Y le dio a toda la faena una emotividad que hizo que aquello se viviera con plena efervescencia. Ismael Martín lo había recibido por faroles de rodillas en el tercio. Y así lo hizo también de muleta, después de un pasaje precioso en el tercio de varas en el que sacó a Palmero del peto con unas preciosas escobinas. El de Cantalpino le dio pausas, le dio tiempos y mucha distancia entre serie y serie. Como si hubiera aprendido la lección en la que falló en el primer examen. Y ahí lo cuajó a lo grande; porque la batalla con el novillo la solventó con solvencia, mando y, de nuevo, con temple. Y despaciosidad. Con el triunfo en la mano lo mató, además con autoridad, sin dudas y con contundencia. Un triunfo legítimo para abrir el intenso y comprometido periplo de fin de curso que le espera. Está preparado para todo lo que le venga.
La tarde tuvo una faena preciosa. Distinguida. Exquisita. De un mimo explosivo y de una torería que enamora. La firmó Mario Navas al tercero, que tuvo una excelente calidad, al que ordenó, pulseó, acarició y al que toreó al ralentí en una obra mayúscula. Imantó con una muleta prodigiosa una embestida abanta que desarrolló unas excelsas embestidas, a las que le dio forma a lo grande. Todo estuvo aderezado por la variedad en las aperturas y cierre de las series, en los molinetes, en los sabroso ayudados por alto rodilla en tierra, en los cambios de mano, en los pases de pecho. Le esperó siempre, le consintió una barbaridad, le dejó meter la cara y a partir de ahí acarició todas y cada una de las embestidas en una obra formidable. Un espada cuajado y hecho. La estructura de la faena fue perfecta, hasta que se empeñó en una serie final en la que no puso más y que, sin embargo, pudo jugar en su contra en la suerte suprema, en la que se encasquilló; para poner un borrón a una actuación deliciosa.
Valentín Hoyos puso más voluntad que acierto con el que abrió plaza, en una faena desordenada; mientras que en el cuarto tuvo más compromiso y estructura. Buscó más las líneas curvas en unos muletazos que fueron más ceñidos. Faena seria y larga, con pasajes buenos sueltos y aislados, que pecó de frialdad. La eficacia de una estocada casi entera le dio valor al resto. Quedó entre la actuación arrolladora de Ismael Martín y la delicatessen de Mario Navas.
5
Tito Sandoval (Picador)
5
José María González (Picador)
8
David Salvador (Banderillero)
5
José Gómez (Banderillero)
5
Pablo García (Banderillero)
6
LO MEJOR
La variedad capotero en quites, chicuelinas en el 1º y gaoneras en el 4º
LO PEOR
La falta de estructura de la faena en su 1º
8
Nicolás Martín (Picador)
6
Ángel Rivas (Picador)
7
Isidoro de Prado (Banderillero)
5
Rubén Sánchez (Banderillero)
6
David Picón (Banderillero)
LO MEJOR
Las ganas de triunfo que amarró con autoridad toda la tarde
LO PEOR
Le faltó medida para administrar la buena condición del 2º
7
Héctor Piña (Picador)
3
Carlos Pérez (Picador)
5
Rafael Rosa (Banderillero)
6
Joselito Rus (Banderillero)
8
Julio López (Banderillero)
6
LO MEJOR
La deliciosa faena que firmó al 3º
LO PEOR
El mal uso de la espada
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