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Jaime Ostos, en el patio de cuadrillas de La Glorieta, en el festival taurino de 1981. ARCHIVO
Sangre y triunfo de Jaime Ostos en Salamanca

Sangre y triunfo de Jaime Ostos en Salamanca

Jaime Ostos debutó como matador de toros en Salamanca el 13 de septiembre de 1958 cortando las dos orejas a un astado de Antonio Pérez que le propinó una grave cornada. Escribió su historia en esta plaza en seis tardes entre 1958 y 1962, cortó siete orejas y salió dos veces a hombros.

Miércoles, 12 de enero 2022, 15:28

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En seis tardes escribió su historia Jaime Ostos en La Glorieta. El valiente torero de Écija (Sevilla) debutó de manera triunfal y sangrienta en Salamanca en la Feria de 1958, el miércoles 13 de septiembre. Aquella tarde desorejó al segundo toro, de Antonio Pérez de San Fernando que le infirió una grave cornada. Pese al percance, Ostos continuó la faena y finiquitó a su oponente y, una vez arrastrado el animal, los hombres de su cuadrilla le llevaron las dos orejas a la enfermería. Aquel día se vivió en La Glorieta una tarde triunfal en la que Luis Miguel Dominguín cortó cuatro orejas y un rabo y Luis Segura (que sustituyó a Gregorio Sánchez, herido el día antes en Albacete) paseó solo un trofeo, aunque al final del festejo también se lo llevaron a hombros junto a Luis Miguel Dominguín los apasionados aficionados que habían vivido una tarde para el recuerdo en La Glorieta. “El torito de mazapán que buscan los toreros de hoy” tituló Clavelero en la crónica de LA GACETA que se publicó al día siguiente. Y en ella se relataba la secuencia de la faena: “Ostos aguantó lo indecible al único toro que lidió. Bravucón y defendiéndose, pasó una y otra vez por la muleta bien regida por la mano izquierda. Aguantó Ostos el peligroso cabeceo, salvó con serenidad y a prueba de valor los envites de la res, para cometer el error de acabar con un desplante. Fue en ese momento, de espaldas, cuando el toro le enganchó por el muslo, hiriéndole profundamente. El matador remató la faena, emocionante y bella también, con una soberbia estocada. Llevado sin conocimiento a la enfermería, allí uno de los hombres de su cuadrilla fue a depositar las dos orejas conseguidas en buena lid, en faena valiente y torera”.

Esa triunfal actuación de Jaime Ostos en La Glorieta en la Feria de 1958 le llevó a que la empresa le contratara dos tardes en el ciclo charro del año siguiente: el 13 de septiembre le pitaron tras estoquear una corrida de Barcial y un día después le cortó las dos orejas a un toro de Salustiano Galache. También estuvo presente en las tres siguientes ediciones de la Feria de Salamanca. En 1960 le cortó una oreja a uno de Eusebia Galache, en 1961 entró sustituyendo a Antonio de Jesús y fue aplaudido tras despachar un lote del Marqués de Domecq. El 13 de septiembre de 1962 firmó su última tarde en esta plaza cortando las dos orejas a un astado de Pío Tabernero de Vilvis, mientras que dio la vuelta al ruedo tras pasaportar al cuarto. En total, Jaime Ostos protagonizó seis actuaciones en La Glorieta, donde tuvo la opción de saborear y sufrir todas las sensaciones posibles del toreo, el silencio, la ovación, el triunfo (siete orejas), la de las puertas grandes (1959 y 1962) y dolor de la cornada (1958).

Curiosamente, de las seis tardes que toreó Jaime Ostos en La Glorieta, la mitad lo hizo en la fecha del 13 de septiembre, y en cinco de esas seis comparecencias apostó por reses de ganaderías salmantinas (Antonio Pérez de San Fernando, Alipio Pérez Tabernero, Salustiano Galache, Eusebia Galache y Pío Tabernero de Vilvis); la única que estoqueó en Salamanca y que fue embarcada lejos del Campo Charro fue una de Marqués de Domecq (1961) con la que fue aplaudido en una tarde en la que entró en el cartel por la vía de la sustitución, en el lugar que dejó vacante Antonio de Jesús. La primera puerta grande que se ganó Ostos en La Glorieta no la pudo disfrutar por el percance. Sí lo hizo por primera vez tras cortar las dos orejas a uno de Salustiano Galache en 1959 y en la que, a la postre sería su última actuación vestido de luces en esta plaza, la del 13 de septiembre de 1962 con las reses de Vilvís. De los nueve coletas con los que toreó únicamente repitió con dos: Curro Girón (en tres ocasiones, las dos tardes de 1959 y 1961) y Paco Camino (1960 y 1962).

Un festival en 1981

Sin el traje de luces, Jaime Ostos toreó por última vez en La Glorieta en un festival que, de manera extraordinaria, se celebró en Salamanca en homenaje a Pepe Amorós, que organizó el propio homenajeado. Tuvo lugar, con una pobre respuesta en los tendidos, el 25 de octubre de 1981. Ostos ofreció una imagen muy distinta a la que se había visto en Salamanca en su época de esplendor y su actuación, con las reses de Arturo Sánchez, fue silenciada. Compartió el paseíllo junto a Andrés Vázquez, Juan José, que cortó una oreja y firmó los momentos más brillantes de la tarde, Macareno, José Cubero ‘Yiyo’ y el entonces novillero Luis Miguel Villalpando.

Catorce cornadas en su carrera, una de las más graves fue en Salamanca

El valor de Jaime Ostos fue una de las señas de identidad de un torero que tuvo su momento de esplendor a finales de la década de los 50 y primeros de los 60 del siglo pasado. Su entrega absoluta y la raza que siempre le caracterizó cada vez que se vestía de luces le llevó a caer gravemente herido en múltiples ocasiones y llegó a sufrir hasta catorce cornadas en toda su carrera. Su periplo se prolongó más de dos décadas, desde que tomó la alternativa el 13 de octubre de 1956 en Zaragoza hasta su retirada en Écija el 12 de octubre de 1980, aunque posteriormente también torearía algunas corridas de toros puntuales más en los ochenta. En 1962 lideró el escalafón de matadores de toros junto a Diego Puerta, y ese año fue el gran triunfador de la Feria de Abril de Sevilla. Tuvo gran cartel en las plazas del norte de España. En Madrid destacó la faena al toro Arriero de Juan de Cervantes en San Isidro de 1958, otra a un toro de Urquijo en 1961 y su gran San Isidro de 1962. En total toreó 725 corridas de toros. Si el 62 fue su campaña más redonda y triunfal la de 1963 fue la más sangrienta, con tres cornadas de las catorce que cicatrizaron su cuerpo en toda su carrera. Ese año cayó herido el Domingo de Resurrección en Toledo, en Madrid y el 17 de julio en Tarazona de Aragón, la más grave de todas y por la que a punto estuvo de perder la vida.

Desde su alternativa el 13 de octubre de 1956 en Zaragoza hasta su retirada en 1980 en Écija toreó 725 corridas de toros en su carrera

Antes había sido corneado en Salamanca, el 13 de septiembre de 1958, donde un toro de Antonio Pérez de San Fernando, con el que hacía su presentación como matador de alternativa en La Glorieta, le había abierto las carnes del muslo durante la faena de muleta. Herido, se mantuvo en el ruedo y después de dar muerte a su oponente, su cuadrilla le llevó el doble trofeo a la enfermería donde fue operado y se firmó el siguiente parte médico: “Durante la lidia del segundo toro de la tarde ingresó en la enfermería Jaime Ostos Carmona con una herida por asta de toro de 20 centímetros en el tercio superior y posterior del muslo derecho con una trayectoria ascendente hacia la región glútea y con grandes destrozos musculares. Pronóstico grave (doctor Beltrán de Heredia).

Además del percance sufrido en el coso charro también revistieron gravedad los que tuvo en otros cosos como los de Bilbao, en las Corridas Generales de 1957, la de La Maestranza de Sevilla, la de Pamplona en 1960 o la de Zaragoza en 1962.

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