Renuncio de Cayetano
Nueva tarde plomiza en Las Ventas con el cuarto «no hay billetes» seguido de los ocho que van en la Feria. Solo dos buenos toros de Capea para rejones destacan en un festejo sin argumento, ni a caballo ni a pie. Seria actuación de Ginés Marín sin premio
Javier Lorenzo
Domingo, 26 de mayo 2024, 22:31
La Ficha
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Domingo 26 de mayo. Tarde primaveral con el cartel de «No hay billetes» en las taquillas (22.964 espectadores): Octavo festejo con el lleno completo en los tendidos. Las Ventas
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GANADERÍA 2 toros de Capea, noble y de buen juego el bravo 1º y de gran juego también el 4º. 4 toros de Montalvo, apagado el 2º, encastado el 3º, noble el 5º y devuelto el 6º. 1 sobrero de José Vázquez (6º), desentendido y deslucido al sentirse podido.
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DIESTROS
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DIEGO VENTURA Rejonazo trasero (silencio);y tres pinchazos y rejonazo (ovación con saludos).
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CAYETANO CELESTE Y AZABACHE Pinchazo, estocada y descabello (silencio);y estocada delantera y atravesada y perpendicular, y estocada (silencio tras dos avisos).
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GINÉS MARÍN VERDE ESPERANZA Y ORO Media estocada y descabello (ovación con saludos tras aviso);y estocada (silencio).
Ni los de Montalvo a pie ni los de Capea a caballo. Ni Ventura en el rejoneo ni Cayetano ni Ginés con la muleta lograron levantar una tarde plomiza que no enganchó en ningún momento. A la deriva Cayetano, que vino a demostrar los que vaticinaron un exceso su doble compromiso en esta plaza; y tesonero, valiente y comprometido con un lote sin opciones Ginés Marín. Tampoco fue la de Ventura una tarde de pasión. Todo navegó entre la indiferencia los 150 minutos que duró.
La apertura de Diego Ventura fue cogiendo tono tras un inicio que no llegó ni a discreto con pasadas en falso y banderillas de mala colocación. Llegó más al público con el cuarto, otro toro bravo y bueno de Capea. Una larga agonía del primero y el fallo con el rejón de muerte al cuarto mandó todo al infinito, sin que antes se hubieran vivido grandes pasiones. Los toros de Capea fueron los que más y mejor puntuaron en la tarde, para ellos fueron las dos únicas ovaciones que quedaron en el recuerdo, aunque hubiera otras dos.
Alegría, el primero de Montalvo, resultó una auténtica belleza. Uno de los toros más guapos de toda la feria, por sus bajas hechuras, por su cuajo, hondura y remate. Por su armonía en el conjunto. Acapachada la cuerna, estrecho de sienes dentro de su seriedad y astifino de defensas. Empujó con un solo pitón en el caballo de Pedro Geniz antes de aburrirse. Y con fijeza y formalidad lo hizo en segundo encuentro. Se levantó un viento intempestivo que no ayudó en nada, como tampoco lo hizo la falta de convencimiento de Cayetano, la ausencia de temple, los enganchones. El toro se aburrió demasiado pronto de Cayetano. El viento, las dudas del torero y los enganchones de nuevo frustraron la faena al cuarto, que tuvo más complicaciones por el pitón izquierdo y que por el derecho no consiguió que el torero se convenciera para imponerse y forzar su buena condición. Un renuncio en toda regla.
Descarado, cornalón y ofensivo en sus veletos y desarrollados pitones. Zocatín, el tercero de Montalvo, terminó siendo un toro importante y con interés y carácter en la muleta. Si el anterior se aburrió de Cayetano, este le costó entenderse con Ginés Marín que firmó una faena a más, que fue creciendo con una labor sorda para terminar en un alarde entre pitones cuando se decidió a atacar de manera directa al Montalvo. Toro de esfuerzo, de los que te hacen mantener ojo avizor. No fue fácil. En el quinto se acabó la corrida de Montalvo, con la aparición de Florito en el ruedo, para devolver al sexto a corrales. Costoso y sin entrega por el izquierdo, el sexto, sobrero de José Vázquez, no resultó sencillo. Y tampoco terminó de transmitirlo al público. Se dio coba el torero que le buscó las vueltas en faena tesonera, valiente, de exposición y buen trato. Trasteo largo además. Con menos dificultades por el derecho tampoco se entregó nunca con franqueza. Para franco y sincero Ginés, que no se aburrió con él y mató con eficacia. Firmó una tarde seria y sorda, aunque sin el triunfo que necesitaba.