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Don Eduardo Miura, el padre de los actuales ganaderos, sentía debilidad por Santiago Martín 'El Viti' y todos los años salía de Zahariche los días que el maestro toreaba en Sevilla para visitarle en el hotel y compartir por la mañana tertulia y miedos con El Viti antes de hacer el paseíllo en La Maestranza. Se convirtió en una bella costumbre. Con él y con Pepe Luis era con los únicos toreros con lo que lo hacía. El Viti no lo olvida y se deshace en elogios con una casa ganadera tan ligada a su vida.
Con una hermana de don Eduardo, que era monja, tuvo El Viti una entrañable amistad fraguada en los años 60 y 70 cuando ya era máxima figura: «Algun día mataré los toros de su ganadería», le decía el maestro mientras que la religiosa rezaba para que eso nunca sucediera. Era uno de los retos de El Viti y lo hizo por primera vez en Linares. El anuncio del cartel tanto asustó a la monja que casi causó un conflicto familiar y ella llegó a espetarle a don Eduardo: «¡Mira a ver qué toros le mandas a El Viti a Linares...!». Fue el inicio de una flamante historia. El Viti le cortó un rabo (31 de agosto de 1964, Curro Girón y Andrés Hernando): «Fue un toro fantástico, aunque no todos salieron iguales...», recuerda con una medio sonrisa el maestro ya como mito vivo del toreo. El Viti se convirtió en uno de los predilectos de esa casa y sus visitas eran frecuentes entonces a Zahariche para participar en sus tientas.
Hay más. El Viti fue el «culpable» de que Miura se volviera a anunciarse en San Isidro tras casi veinte años de ausencia en esta plaza por un conflicto entre los ganaderos y la empresa, regentada entonces por don Livinio Stuyck, un empresario de origen belga y el creador (1947) de la que hoy es la feria más importante del año. El 16 de mayo de 1948 se situaba la última referencia de los Miura en San Isidro (Gallito, Luis Mata y la confirmación de Niño de la Palma, hijo). Sin embargo, llegó El Viti para desatascar el conflicto e impuso los Miura en su contratación en Madrid en 1965: «O viene Miura o no voy a San Isidro», fue la orden de El Viti le dio a Florentino Díaz Flores, su eterno apoderado. Entonces, El Viti ya estaba asentado en la cima: tomó la alternativa en esta plaza en 1961 saliendo a hombros y ya era una debilidad del público venteño: antes de la primavera del 1965 ya había toreado, en apenas cuatro temporadas, 14 corridas en Las Ventas, cortado nueve orejas y salido por la puerta grande tres veces. Máxima figura. Y pidió los Miura en Madrid para 1965 con la negativa inicial y el enfado de la empresa que tuvo que acceder a la reconciliación con los ganaderos de Zahariche primero y su contratación para aquella isidrada después por petición expresa del maestro. Detalle y mando de figura. No solo fue un capricho sino que el órdago de El Viti lo refrendó con uno de los sanisidros más triunfales de su espectacular carrera: A un Miura le cortó las dos orejas (25 de mayo, junto a Curro Girón y Andrés Vázquez) y ocho días antes le había cortado tres orejas a la de Francisco Galache, dentro de una apuesta de cuatro tardes que completó con otro de sus hierros predilectos, el de María Teresa Oliveira y un cuarto de Atanasio Fernández, al que cortó otra oreja. Seis que paseó aquel año.
No acabó ahí la relación de El Viti con Miura, llegarían más encierros. En 1966 desorejó otro Miura, esta vez en el Corpus de Granada (10 de junio de 1966), e incluso en ¡Quito! se anunció El Viti con esta divisa (4 de diciembre de 1967) y cortó una oreja. Luego llegarían más en Burgos (1969), Pamplona (1971) y en Valencia, tres orejas en 1971.
El Viti y Miura, Miura y El Viti. Un idilio que nació en la década de los 60, en plena explosión como máxima figura del maestro de Vitigudino, hoy mito viviente del toreo. Y cuya admiración mutua se mantiene tras más de medio siglo. Curiosamente, esta ganadería con 180 años de historia debuta hoy con su primera corrida de toros en la provincia de Salamanca. Y lo hace en el pueblo que vio nacer a El Viti. Todo un acontecimiento que sirve para atar un nuevo cabo en la historia del toreo.
La última aparición de Miura en Salamanca fue en La Glorieta, en 2002 (Zotoluco, Padilla y De la Calle). «Apenas lidiamos por Salamanca. A mi padre le imponía venir a una tierra donde hay tantos y tan buenos ganaderos. Y nosotros heredamos ese miedo y respeto por esta tierra», dijo hace poco con humildad Antonio Miura sobre esta tierra y esta cita en el pueblo de El Viti, donde hoy entrarán en juego Damián Castaño, en su estreno con esta divisa, y Javier Castaño, uno de los nombres clave dentro de la historia moderna de un hierro con casi dos siglos de leyenda y, sin embargo, novedad.
Con poco más de 60 corridas de toros desde su alternativa (14 de agosto 2012) Damián Castaño afronta hoy en Vitigudino su primera corrida de Miura, uno de los hierros con más historia y personalidad del campo bravo. Toreará con Javier Castaño que es, del actual escalafón, de los que más actuaciones protagonizó con esta divisa: hoy sumará su paseíllo 32 de una carrera en la que lidió por primera vez miuras en 2011 en Nimes (dos orejas a Datilero). Ambos actuarán con el rejoneador Sergio Galán, que lidiará dos toros de El Canario (19:00 horas).
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