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La clásica fecha del 15 de agosto en Madrid tiene protagonismo salmantino con una divisa no menos clásica en la temporada de Las Ventas. José Enrique Fraile de Valdefresno entra en escena con una preciosa corrida de toros, con la que se vuelve a reivindicar el toro de procedencia Lisardo-Atanasio injustamente arrinconado de los carteles del circuito donde, más allá de reducirse todo a un encaste, las figuras solo se acartelan con más allá de media docena de hierros. En Valdefresno, José Enrique Fraile sigue fiel al encaste originario de la casa: primero con su padre y sus tíos en El Puerto de San Lorenzo; desde los años noventa ya solo con su padre y su hermano Nicolás con Valdefresno; y, ahora, ya al frente en solitario con el hierro que anuncia a su nombre. En esta nueva aventura ya lidió en Madrid en el verano de 2022, con buenos resultados y el recuerdo excelente de un toro de nombre Cigarro —reata ilustre de la ganadería— que se convirtió en uno de los más importantes de 2022 en Las Ventas. Pretencioso nº 20, Rayador 30, Pandereto 29, Yegüesero 21, Madrileño 28, Fardero 8, Pomposico, 7, Yegüesero 40 y Pompero 16 son los astados que componen un formidable encierro. Cuajado, lustroso y limpio. En tipo de las dos líneas de la casa: con más volumen, pesadores y mayor altura los toros de origen Atanasio; los más alisardados, con caras agresivas y abiertas, astracanados y con el pelo más rizado. El encierro responde al patrón de la casa. Una pintura. Se impone el pelo negro, con algún leve accidente salpicado como el de Pandereto 29; y algún meano y bragado como el de Madrileño 28.
De entrada llama la atención la espectacularidad de Pretencioso 20, no solo por su aparatosa cornamenta sino por su llamativo pelaje, casi retinto, lejos de los colorados (más claros) de origen Atanasio sin ser tampoco un castaño al uso. José Enrique Fraile explica la cuestión: «De vez en cuando nos sale alguna gota genética de este pelo que solo lo he visto aquí, es una mezcla peculiar entre castaño y colorado. Suele aparecer como mucho uno en cada camada, y no siempre. El pelo es peculiar de la casa, como la morfología y el tipo, está en el Atanasio antiguo, con la moldura que estamos buscando. Me acuerdo de uno que lidiamos en Bilbao... son los caprichos de la genética y están ahí, aunque venga de una vaca negra y padre negro de varias generaciones». Sobre el juicio que hace de la presentación del encierro José Enrique Fraile puntualiza: «Va la corrida que quería, muy entipada y, a priori, en condiciones para embestir. A Madrid siempre llevas un toro por encima de lo que quieres. En este caso, son buenos y serios para todos: para el aficionado, que le dará importancia en la plaza, no son destartalados para el torero y, como ganaderos, es el toro que nos gusta».
No solo son las hechuras y las cornamentas propias lo que define al toro de José Enrique Fraile, sino también la peculiaridad del comportamiento que pide en el ruedo el toro de este origen, nada que ver con las reses que se acostumbran a ver a diario también con un comportamiento y una exigencia similar. ¿Cuál es la recomendación que se le puede dar a los toreros que los lidiarán?: «Son toros fríos de salida, hay que medirlos progresivamente para lograr que el animal se siga yendo arriba y que los finales sean embistiendo y a más. Una parte de la lidia es para ellos, para ir ahormando y así llegar al fondo que tiene que explotar al final». Ahí entran los matices de cada tercio: «Hay que torearlos a su aire desde la salida con el capote; darles en el caballo pero dosificándolos; en banderillas que piensen que están en la plaza en su terreno pero tenerlos siempre controlados; y al principio de la faena de muleta no atacarlos demasiado y llevarlos un poco rectos para poderlos después apretar ya al final, que es cuando hay que sacárselo todo por abajo y es el momento en el que humilla y se entrega. Ahí es cuando hay que apretar para lograr esa transmisión que llega a la gente».
Viendo los nombres de los siete toros aprobados ya en los corrales de Las Ventas, da la sensación que va con nombres estelares en cuanto a reatas se refiere: «Estos años se ha ido cribando y lo que queda es lo realmente bueno. Las familias buenas se lo van ganando en todas las pruebas de selección y da como resultado esa regularidad que estamos consiguiendo». Los elegidos para Madrid son de su gusto y tienen motivos para embestir, aunque muestra su predilección: «Hay un par de ellos, especiales, el 21 Yegüesero que tiene hechuras preciosas, y el 30 Rayador, que es de la familia de los Rayitos, familia de sementales por ejemplo el que se indultó en Barcelona. Argumentos hay para que estos y el resto se parezcan a sus antecedentes, por genética, tipo y por morfología. Confianza hay aunque luego el que menos te esperas romperá el tarro de la bravura y ojalá se entienda con el torero».
Dice José Enrique Fraile que la situación de estos años les llevó a reducir mucho y lo mucho o poco que nos quedan es de garantía». Y, a partir de ahí, continúa: «De la pandemia en adelante hemos aprendido a valorar todo, cada festejo, sea un pueblo o sea una plaza de primerísima como Madrid, nos hace que le demos una gran importancia. Lo disfrutemos y saboreamos como si fuera el último. Antes vivíamos en una rutina que a veces nos llevaba a no valorar lo que teníamos. Por eso, desde entonces, todos los festejos van muy cuidados, lo tomamos como algo único y especial». Ese orgullo de ser y sentirse ganadero, con el miedo, la ilusión y la presión desembarcan mañana en Madrid.
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