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Derechazo de Tomás Rufo a Zacateca, el tercero de Jandilla. ARJONA-PAGÉS
CRÓNICA

Cinco silencios y un toro bravo: Zacateca

Decepcionante encierro de Jandilla que se quedó solo en fachada y cuyo honor no salvó ese astado con el que mantuvo un vibrante duelo Tomás Rufo alternando victorias y derrotas sin llegar al triunfo. Quinto «no hay billetes» en un plomizo espectáculo

Miércoles, 17 de abril 2024, 21:49

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La Ficha

  • 17/04/24 Lleno de «no hay billetes». Sol, temperatura agradable y molesto viento.

  • GANADERÍA 6 toros de Jandilla, de preciosa lámina, pareja y de buenas hechuras. Cinqueño, el 6º. Noble y serio el 1º; apagado y amarrado al suelo el descompuesto 2º; bravo y emotivo el 3º; deslucido el 4º; parado y a la defensiva el 5º; y sin decir nada el 6º.

  • DIESTROS

  • MANZANARES AZUL MARINO Y ORO Estocada (ovación con saludos); y dos pinchazos y estocada casi entera contraria (silencio).

  • TALAVANTE BERENJENA Y ORO Estocada (silencio); y estocada trasera y descabello (silencio).

  • TOMÁS RUFO NAZARENO Y ORO Pinchazo y estocada (ovación); y estocada (silencio).

La de Jandilla, por baja, por cuajo, por tipo, por entipada y por seria, fue hasta el momento la mejor presentada de la feria. Y ahí se quedó, salvo una excepción: un toro bravo, el tercero. Zacateca fue, de entre todos los toros guapos, el de más excepcional belleza. Empujó con vibración en el primer puyazo, aunque escarbó en el segundo se arrancó luego de manera espectacular y emotiva desde los medios, en uno de los pasajes de más interés de una mortecina función. Ni en el primero ni en este fue capaz de agarrarse Espartaco con el toro ante tal derroche de violencia. Intempestivo el Jandilla, violento unas veces, parado otras, emotivo siempre, cada vez que se arrancaba centró él solo todo el interés. Un toro con un carácter especial. Desconcertante a veces. Por ejemplo, tras la primera acometida en la muleta, desde el burladero hasta el platillo, donde Rufo lo esperaba de rodillas, se paró en seco. Ahí aguantó el torero de hinojos sin moverse hasta que le robó esa primera tanda en la que le tocó tragar quina. Con carácter el toro, la emoción que desprendía denotó la personalidad del animal que vendió caro todo lo que daba. Pareció sentarle mejor el toreo de pie que el de rodillas. Tuvo siempre la virtud de la humillación aunque nunca fue sencillo dominar aquel torrente, una movilidad a veces descarnada. A partir de la cuarta tanda bajó la intensidad, el toro y la faena. No fue fácil atemperar, sujetar y sostener en la mano aquello. Se venía el toro más que se iba. Cuando paró la música atacó Rufo ya sin contemplaciones en una tanda hilvanada con el pico, por fuera, muy en redondo y buscando el toreo más en curva que nunca girando sobre los talones. Le puso la misma intensidad que el toro había tenido antes. Examen comprometido para Rufo, resuelto, con más autoridad y solvencia que brillantez.

Ahí empezó y acabo la corrida. Ni antes ni después hubo nada. Fue la función más breve del ciclo: 130 minutos, 110 densos y plomizos y veinte con la emoción de Zacatecas. La de Jandilla llegó a la muleta con el freno de mano puesto. Solo apuntó Picarón, el primero, que se le coló de manera escalofriante cuando Manzanares lo colocaba al caballo, por ese mismo pitón derecho volvió a hacérselo en el primer muletazo. Derribó este toro a Óscar Bernal, al coger al caballo por los pechos. Ahí hubo un detalle mayor, entre una y otra vara, al toro le llegaba ya la sangre del primer puyazo a la pezuña, le metió las cuerdas antes de llegar el toro al peto… y derribar. Síntoma de la categoría del varilarguero charro. Pidió muleta firme para someter un toro noble pero con seriedad siempre en la embestida. No terminó de lanzarse la faena, ni de atacar Manzanares que, con el ánimo de administrar al toro, se quedó en tierra de nadie. Dijo poco el cuarto, y menos Manzanares con él. Con unos doblones poderosos trató Talavante de limar las asperezas del segundo y de ahí salió parado y agarrado al suelo, renuente y tomando ya los engaños a regañadientes. No más quiso el 5º, al que Talavante esbozó media docena de lances templados y a compás en el saludo, donde acabó todo. En la muleta se puso tan pronto a la defensiva que no dio tiempo ni a comenzar. En el sexto no hubo historia alguna

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Cinco silencios y un toro bravo: Zacateca