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Rafael Bejarano Carrasco «Torerito» llegó a La Glorieta de casualidad. No estaba anunciado en el cartel inaugural de la nueva plaza de toros de Salamanca (11 de septiembre de 1893) donde se anunciaban Luis Mazzantini y Rafael Guerra «Guerrita», que eran en aquel momento dos de los espadas más destacados, para lidiar un encierro de la ganadería de Lamamie de Clairac. Sin embargo, cuatro días antes del festejo llegó a Salamanca un telegrama desde Murcia que informaba de la cogida de Guerrita en aquella plaza y firmado por el propio Mazzantini, que decía así: «Toros Cura Solís, buenos. Guerrita cogido, cornada cuello. Yo, sin novedad. Maté cinco toros. Salgo esta noche».
Se ponía en jaque así el cartel inaugural de la corrida de toros inaugural de La Glorieta para el que finalmente fue contratado, no solo para este festejo del 11 de septiembre sino también para el del día 12, Rafael Bejarano Carrasco «Torerito», que era uno de los toreros protegidos de Lagartijo de quien recibió la alternativa en Madrid, el 29 de septiembre de 1889.
Llegaba por tanto al nuevo coso charro con cuatro años de doctorado. Hizo el paseíllo junto a Mazzantini, en un mano a mano como era habitual en los carteles de aquella época, y fue el torero cordobés el que cortó la primera oreja de la historia del nuevo coso. Aquella tarde se llenó hasta la bandera. «Ranchero» se llamó el primer toro que saltó al ruedo de La Glorieta, que lucía el hierro de don Eloy Lamamie de Clairac; y el primer trofeo que se concedió de la historia de este nuevo coso lo paseó Torerito del segundo toro de la tarde. Fue el único que se otorgó en aquella función, tanto que Mazzantini salió mal parado en sus tres astados, mientras que el torero cordobés poco pudo hacer con los otros dos.
Torerito nació en Córdoba el 15 de diciembre de 1862, y falleció en la misma ciudad, consumido después de sufrir una tuberculosis, el 22 de noviembre de 1900. No llegó a celebrar los 38 años. Hoy se cumplen 124 de su fallecimiento. Un espada que entró en la historia de La Glorieta tras convertirse en el primer triunfador de una plaza que se estrenó el 11 de septiembre de 1893, que fue construida en apenas 15 meses, gracias al impulso y a la aportación de económica de 213 comerciantes, industriales y propietarios de Salamanca que adquirieron 750 acciones con un valor de 500 pesetas cada una —sin que ninguno de ellos tuviese un valor superior a 20.000 pesetas— para financiar el nuevo recinto que se llegó a conocer como el de «las doscientas familias». Conscientes del tirón que tenía el espectáculo taurino en la ciudad, a la que venía tanta gente al reclamo de los toros procedente de Portugal y otras provincias limítrofes de Salamanca, hacía que se potenciara la actividad económica de la ciudad no solo en la propia plaza sino en los comercios y establecimientos hosteleros. Por eso pensaron que la antigua plaza de toros se quedaba pequeña y querían otra con mayor aforo para acoger más espectadores. Todos los que la llenaron aquel 11 de septiembre de 1893 vibraron con la actuación de Torerito, el primer triunfador, de quien hoy se cumplen 124 años de su prematuro fallecimiento.
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